¡La vuelta ciclista en directo! ¿Sorprendente, verdad? Solo han sido unos minutos pero de verdad que ha valido la pena. Bueno no me alargo más con mi vida y os mando el capitulo que acabé ayer, no estoy muy satisfecha de él pero en fin...
Capítulo 11: Comienzan las pruebas,
¿tendrán valor para ellas?
Esa noche volvieron a dormir juntos, entendían que no era lo
más apropiado, más con el poco tiempo que les quedaba, era lo mejor. Ninguno de
ellos sabía si tendrían momentos para
estar solos en la arena. Más eso no evitó que ella se pusiera nerviosa al día
siguiente. El día de las pruebas con los vigilantes.
William por su parte estaba mucho más tranquilo. Tenía un
plan, convertirse en el tributo más popular ya sea para los vigilantes o para
el público. Una vez en la arena mataría a todos los tributos que pudiese para
así proteger a Cynthia e evitarle la culpa por tener que matar a alguien.
Finalmente tenía intención de mantenerse vivo hasta el final y luego encontrar una
forma de morir, quizás suicidándose con algún veneno o su propia arma,
dependería de la arena. Eso haría que Cynthia viviese.
Era algo egoísta considerando que no le dejaba el poder de
elegir a ella. Pero sabía que de hacerlo ella le exigiría que viviese y él no
podía hacerlo. No sin ella.
En eso pensaba mientras ensayaba con las lanzas en la mañana
que tenían para entrenar antes de las pruebas. Las prácticas con Giannira le
habían ayudado mucho y ahora las manejaba con mucha más soltura y acertaba más
en los blancos. Quizás las utilizara ante los vigilantes, aunque no estaba
seguro, se le daba bien pero no era su estilo. Además si el lanzaba lanzas y
Gianni también lo hacía, ¿no le restaría puntos a ella? No es que le importase mucho,
pero todo el mundo tenía derecho a su oportunidad de impresionar. No era justo
que el se la robase a alguien.
Por su parte Cynthia ya lanzaba bien los cuchillos y pensaba
usarlos en las pruebas. No era que no le importara el que Sean lo hiciera,
simplemente intuía que el preferiría las hachas. Lanzar cuchillos era una
actividad demasiado común para los profesionales, al igual que las espadas, lo
cual no evitaba que Robin fanfarroneara de ello ante los profesionales y, o
tributos que habían dejado de entrenar, ya fuese por aburrimiento o desanimo.
Sin embargo para decepción del chico del distrito dos, solo la mitad de esos
tributos le atendía o al menos fingía hacerlo. Lo cual considerando que la
mayor parte de los tributos aun se hallaban entrenando, era un número bastante
reducido. El chico lo acabó dejando por imposible y se sentó junto a su
compañera de distrito, esperando a que la entrenadora les avisara que ya podían
bajar a las pruebas. Cuando esta lo hizo, poco después de que los tributos
comieran algo, los chicos detuvieron sus actividades para bajar hasta allí y
sentarse a esperar su turno.
Cynthia e William bajaron charlando entre ellos, más él no
le relevó lo que pensara hacer, tampoco le importó. Las pruebas eran secretas
incluso entre tributos del mismo distrito, pues nunca sabes si tu compañero te
traicionará o no en la arena. Además intuía que serían algo de armas pesadas y
cortas, era lo que mejor se le daba al chico. Al llegar el chico del ocho la
saludó y ella le dedicó una pequeña sonrisa.
— ¿Y
eso? ¿Desde cuando os saludáis? — se extrañó William algo incrédulo al verlos.
— Hablé
con el en el tejado. No es mal chico, en el fondo me da pena. — le aclaró
Cynthia.
— ¿Por
qué? —
— Porque
a pesar de que creo que tiene posibilidades al igual que varios tributos de estos
juegos. El sabe que no sobrevivirá y está resignado a ello. — explicó ella algo
taciturna y volvió a mirar para el, ahora se hallaba hablando con su compañera
de distrito. Parecía intentar animarla pero por la expresión de ella Cynthia
dedujo que no lo estaba consiguiendo.
— Un
chico realista. — dijo simplemente William.
— ¿Tienes
algo en contra de él?— se interesó Cynthia. William por su parte se encogió de
hombros.
— No
lo sé…simplemente no me cae bien. Quizás sean celos— contestó el sin dedicarle
más importancia, pues después de la confesión de anoche ya no había lugar para
los celos. Seguian existiendo pero ya no los tenía tan en cuenta.
— Quizás—
coincidió ella y se quedaron en silencio pero enseguida fueron interrumpido por
la voz del megáfono que llamaba:
— William Turner—
Cynthia lo observó y el a ella confirmando lo de la noche
anterior, ya no había conflictos entre ellos. — Suerte— le susurró la chica y
le dio un beso en la mejilla.
— ¡Con
esto creo que está asegurada! — comentó el chico frotándose la mejilla y ella
se rió animada despidiéndole como una mano hasta que el se fue cerrando la
puerta tras el. Estaba listo.
Jack desvió la mirada de los
tributos del distrito uno, si definitivamente, aquellos dos estaban demasiado
próximos el uno del otro, tendría que tener cuidado a la hora de enfrentarse a
ellos. Si es que llegaba a eso.
“Me pregunto cual de los dos será el más fuerte. Supongo que el, ella
parece poquita cosa, aunque no deja de ser una profesional.” Pensó mientras
paseaba la mirada de un tributo a otro. La mayor parte de los tributos calmaban
los nervios hablando entre ellos, solo el y Chris eran la excepción. Y no es que no se llevasen bien con sus
compañeras, simplemente intentaban no encariñarse demasiado con ellos. Para no
llorar cuando llegase el momento de perderlos.
—
Al fin y al cabo solo pude sobrevivir uno. — murmuró el
chico con melancolía, a el tampoco le gustaba esa regla, ni ninguna de los
juegos.
—
¿Intentando adivinar las demostraciones de los otros
tributos? — preguntó una voz familiar, Jack se giró encontrándose con que el
tributo del doce se hallaba tras el apoyado sobre la silla.
—
Algo así. — Confesó el chico del siete con una sonrisa
y dándose cuenta de que su compañera se había vuelto a ir le indicó a su aliado
que se sentase en la silla de esta, no le gustaba verlo de pie. Chris obedeció
sin preocuparse mucho de las miradas que le echaban los otros tributos, al fin
y al cabo eran aliados, ¿no?
—
¿Has conseguido que Nolan se una a ti? — preguntó Jack.
Chris asintió.
—
Me lo ha dicho ayer antes de marcharse de la sala de
entrenamiento. Por cierto, ¿de que discutisteis? — se interesó el.
—
Nada importante, intenté disuadirlo de meterse con
William pero no me hizo caso y corrió a defender a su compañera de distrito. Le
dije que no valía la pena y cuando el me preguntó si pensaría lo mismo de ser
Melania, le dije que si. — comenzó a explicar su compañero.
—
Y el esperaba que le dieras la razón— completó Chris,
Jack asintió y observó a Nolan con curiosidad, este estaba hablando con la
chica del distrito uno mientras que su compañera se había hecho amiga de la del
doce. Bueno lo más parecido a amigas que podría tener uno en los juegos.
—
¡Mi pelota! — la exclamación aguda de la chica del
distrito siete vino a interrumpir la charla de los jóvenes, algo molesto Jack
osciló la vista hacia Melania, aquella dulce e inocente niña para ver que otra
vez había perdido el recuerdo de su distrito. Sin embargo lo que le llamó la
atención no fue ese ya habitual detalle sino con quién estaba jugando la niña,
la chica del distrito cuatro, Giannira.
— Oh, lo siento mucho. — se disculpaba
esta con un débil rastro de arrepentimiento en el rostro mientras Melania
perseguía al objeto redondo que había
ido a parar a la silla de Cynthia. Sin pensarlo dos veces Jack se levantó para
ayudarla y de paso alejarla de los profesionales.
— ¡Y entonces cogí mi brocha y se
la restregué por la cara! — Cynthia se rió encantada ante el relato que le
contaba el chico del distrito ocho. Le parecía muy simpático y aunque sabía que
no debería encariñarse con el, no podía evitarlo si el insistía en acercarse y
hablarle con tanta insistencia. No era de piedra.
— Pobre chica. — comentó divertida.
— Aunque me hubiera gustado ver su cara cuando refregaste su “adorable” rostro
de verde. —
— Fue todo un poema. — comentó el. —
De haber tenido una,… ¿Como se llamaban ya eses aparatos que usáis los
beneficiados para hacer fotos? Ah si, cámara. Pues de haber tenido una cámara
le habría hecho una foto. — Los dos se rieron al unísono cuando una voz fina y
debil vino a interrumpirles.
— D- Disculpen, mi pelota se ha
escapado para debajo de la silla, ¿puedo cogerla? — Cynthia bajó la mirada para
descubrir el suplicante y tímido rostro de la niña del siete.
— Si, claro. — respondió Cynthia
con una linda sonrisa y enseguida se levanto para apartarse del camino de la
chiquilla. En cuanto esta se agachó se oyeron unas débiles risas provenientes
de los tributos del distrito cuatro, aunque Cynthia apenas les prestó atención
sino que preguntó firme a su disposición de ayudar a cualquiera que lo
necesitara. — ¿Puedes cogerla o necesitas ayuda? —
— S-Si puedo. — Melania seguía
tartamudeando un poco, pues era una chiquilla bastante tímida, seguidamente
cogió la pelota y la guardó en un bolsillo de su ajustado traje de
entrenamiento para luego incorporarse con tal precipitación que su cabeza chocó
contra la silla. — ¡Ay! — Se quejó y las risas de los profesionales del cuatro
se convirtieron en autenticas carcajadas a las que enseguida se unieron los del
dos. Cynthia los fulminó con la mirada.
— ¡Melania! — la llamada de atención de Jack
exigía autoridad inmediata. — ¿Cuántas veces te he dicho que no te acerques a
los profesionales?, son peligrosos. — Terminó de llegar a junto de la niña y la
rodeó con un brazo mientras su mirada oscilaba de ellos a Cynthia y a Nolan. —
Y tú. — su mirada se centró ahora en Nolan bastante decepcionado. — Deberías de
hacer lo mismo, sabes que no son trigo limpio. — Añadió.
— Ella si. — replicó Nolan
afrontándolo mientras sostenía sin advertirlo la mano de la tributo del
distrito uno. — Es diferente. — Insistió; Jack no dijo nada, simplemente la
fulminó con la mirada, dándole a entender rápidamente lo en desacuerdo que
estaba con el chico que se mantenía a su lado.
— ¿Lo suficiente como para
arriesgarte a que te hieran? No curan a los tributos antes de entrar a los
juegos. — Le recriminó el chico del distrito siete.
— No creo que William le hag…—
quiso meterse Cynthia más ellos le hicieron caso omiso.
— Perdona, ¿herirme?, ¿Por qué
habrían de hacerlo? — cuestionó Nolan interrumpiendo a la chica sin querer con
tono incrédulo.
— Quizás porque su compañero de
distrito se haya tras de ti. — Se metió una voz indudablemente conocida para
Cynthia, William…
Aquella voz tan cercana hizo que el
chico se sobresaltara en el acto a la vez que soltaba la mano de Cynthia.
Inmediatamente se giró descubriendo que efectivamente el chico del uno había
salido de su prueba y se hallaba tras el, cruzado de brazos y observándoles con
aire crítico. Tragó pesadamente mientras William sonreía y con educación le
tendía la mano. — Soy William, encantado. —
Cynthia observó anonadada el ligero
apretón de manos de los chicos y como
Nolan hacía una mueca tras este, en serio no entendía que pretendía William con
esa actitud, ¿que lo odiase? Probablemente no pero aun así no podía evitar
enfadarse con el. También es probable que fuese su manera de canalizar los
nervios, pensándolo mejor los juegos se acercaban, pronto tendrían que luchar
por sus vidas sin ninguna ayuda más que de ellos mismos. Es normal que
estuviesen todos alterados, ¿o no? Confundida alzó la cabeza hacia su chico
para hallar la respuesta pero William no le prestaba demasiada atención, su
mirada oscilaba entre Nolan y el tributo del siete, quien los observaba con un
extraño brillo de interés en sus ojos oscuros…
William por su parte sostenía la
mirada de su rival sin pestañar mientras agarraba a su novia por la cintura de
una forma posesiva, claramente dispuesto a demostrar su supremacía, quizás no
hacía falta tanto pero quería asegurarse de que es chico no se acercaría a ella
más. Cynthia era suya y no la iba a compartir con nadie. En medio de su desafío
pudo ver que el otro tributo les observaba pero no era una mirada protectora, ni
siquiera reclamante sino simplemente interesante. Demasiado para un simple
tributo pero lo suficiente para alguien que quisiera sacarle provecho.
Seguidamente sonrió, lo cual intrigó aún más a William, más no lo suficiente
para despegar su mirada del del ocho, no hasta que este se rindió y se fue.
Jack no tardó mucho en seguirle, sin embargo antes le lanzó una mirada
significativa a William…
— ¿Que ha sido eso? — interrogó
Cynthia confusa.
— Nada que deberías observar, lo
siento. — Pareció disculparse él, Cynthia lo observó algo incrédula más no dijo
nada no era el mejor modo para discutir y menos por celos; ya encontraría algún
modo de quitarlos.
— No te preocupes, no estoy
demasiado enojada. — simuló una sonrisa. — ¿Qué tal las pruebas? ¿Qué hiciste? —
desvió el tema enseguida para no pensar en ello, William por su parte solo la
observó misteriosamente y dijo.
— Desahogarme. —
Cynthia volvió a observarlo
intrigada ¿Qué significaba eso?, ¿desahogarse contra que? Sin embargo antes de
que lo preguntara su nombre resonó por los altavoces.
—
Será mejor que te vayas. — dijo entonces William. —
Cuanto antes entres, más tiempo tendremos para hablar de ello. —
—
Tienes razón. — admitió ella con un pequeña sonrisa.
Enseguida William entrelazó sus labios con los suyos en un beso apasionado y a
la vez posesivo, ella enrojeció como una tonta. No es que no estuviera
acostumbrada a ello, pero ahí, delante de todos los tributos. Era demasiado
para ella.
—
William… — susurró más él la silenció con un dedo en
los labios.
— Shhh, no digas nada, solo vete y
deslúmbralos, como me deslumbras a mi cada día. — Ella asintió sorprendida y
maravillada, cualquier sentimiento negativo que pudiera tener sobre el acababa
de borrarse por un buen tiempo.
Por eso no dudó mucho en sonreírle
y darle un pico antes de marchar corriendo a la sala.
“Parece que no va a ser tan complicado conservarla al fin y al cabo”
pensó William mientras observaba a su compañera irse, entonces volvió a sentir
que lo observaban. Intrigado giró la cabeza encontrándose de nuevo con el
rostro del chico del siete, ¿que pretendía?
La sala era más grande de lo que se
había imaginado, dividida en distintas secciones, cada una especializada en
algo, en cierto modo le recordaba a los distritos, solo que en la sala de
entrenamiento había mas de doce y estaban mejor cuidadas. Bueno casi todas,
Cynthia pudo ver que los muñecos de las estaciones de armas pesadas y cortas
estaban completamente destrozados, tanto que si no fuera porque conocía al
autor de esos desastres estaría asustada.
Ahora entendía lo que quería decir
William con desahogarse. Su mirada se desvió hacia el resto de la sala
localizando los puestos más importantes para ella, arco, ballesta y cuchillos;
seguidamente fue llevada hacia los vigilantes, que parecían estar comenzando un
banquete que llenaría fácilmente las bocas de todos los distritos y aun les
sobraría, en serio odiaba a esa gente.
Pero entendía que el odio no la
llevaría a nada en los juegos por lo que enseguida inspiró hondo y con la vez
más clara posible dijo:
— Cynthia Talvot, distrito uno. —
Uno a uno los vigilantes levantaron
la cabeza centrando su mirada en ella hasta que casi todos tenían sus ojos
centrados en ella, eso la puso la nerviosa más no me amedrentó, tenía que
conseguir puntos. En seguida se apropió de la ballesta y empezó a disparar
dándole a todas las dianas a una velocidad record. Seguidamente cogió el arco
que yacía en el puesto de al lado pero en vez de disparar enseguida se dirigió
a la zona de velocidad y después de calentarse un poco empezó a correr. Según
lo iba haciendo iba disparando, al principio le salieron algo alejadas del
objetivo pero enseguida le cogió el truco y empezó a acertar más dianas.
Aumentando así el interés de los vigilantes. Cuando llegó al final de la
carrera estaba un poco sofocada pero aun no había acabado, se dirigió al puesto
de cuchillos y después de recuperar el aliento y algo de energías comenzó a
lanzarlos, como iba un poco cansada lo fue haciendo de uno en uno pero acertó
la mayoría. Finalmente se subió a una pared con pequeños salientes para escalar
y cuando llegó arriba lanzó dardos con la cerbatana. Fue un poco difícil porque
estaba muy arriba pero en general acabó satisfecha de las dianas que acertó, en
cuanto acabó bajó de la pared y los vigilantes le ordenaron que se fuera, que
tendrían en cuenta sus pruebas. Cynthia asintió y comenzó a encaminarse hacia
la puerta, había hecho lo que tenía que hacer y por ello estaba tranquila, pero
aun así no podía evitar preguntarse, ¿sería suficiente?
*-* Capi Perfecto. Me ha encantado. Estoy deseando que lleguen a la arena para saber que pasa.
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