Tributos

Lee el último capítulo publicado :)

Epílogo: La impulsora de un nuevo juego

Quisiera pedir perdón por no publicar, pero lo cierto es que lo hice adrede ya que los martes estoy bastante ocupada con clases mañana y tar...

lunes, 22 de abril de 2013

Capítulo 8: Haciendo alianzas


Por fin he conseguido escribir el capítulo, me ha costado lo suyo la verdad, espero que os guste, el final es de infarto, ya lo veréis. Nos vemos ^_^

Capítulo 8: haciendo aliados

Cynthia se levantó temprano, estaba inquieta y con razón, hoy era el primer día de entrenamiento, el día en que se vería cara a cara con los otros tributos y no sabía si estaba preparado para ello.

Salió de la cama encontrándose la ropa de entrenamiento sobre la cama. William por su parte seguía durmiendo profundamente y ella no quiso despertarlo, estaba más lindo así, parecía un niño... Sonrió dulce y se vistió para luego dirigirse tranquilamente al salón.

–Buenos días. — saludó, sin demasiado ánimo, a Evans que ya estaba levantado. — ¿Y Cashmere? — Preguntó.

–Buenos días, Cynthia — saludó él, con una sonrisa. — Aún no se ha levantado. Mystie ha ido a buscarla — Contestó. — También irá a buscar a William, imagino. — Le hizo una seña a Cynthia para que sentara en la mesa enfrente de el y cuando ella lo hizo un avox le sirvió un chocolate caliente y un plato con churros. — ¿Nerviosa?— Preguntó amable e interesado.

–Bastante sí — contestó Cynthia mientras mojaba un churro en el chocolate. — No estoy segura de que hacer, como impresionarles...tengo miedo de que los otros profesionales no me consideren apta. De que se me note mi miedo a luchar o mi antipatía hacia el Capitolio. — Explicó, mientras comía el churro pausadamente.

–No se te notará el miedo si no quieres. — Le aseguró él. — No te preocupes, seguro que no eres la única que no se decide a matar al inicio. ¿O es que crees que todos los profesionales son máquinas de matar sin corazón? Todo es un juego, Cynthia. Un juego para conseguir patrocinadores. — Dijo para tranquilizarla.

–¿Tú crees? — preguntó ella, pero justo en ese momento llegó Mystie, junto con Cashmere y William, por lo que Evans simplemente asintió, deteniendo la conversación, y le sonrió a la chica.

–Buenos días — saludaron Mystie y Cashmere a la vez, la primera muy contenta y emocionada, sin razón aparente, y la segunda con una pequeña sonrisa, solo para alegrar el día y hacer las cosas más fáciles a sus tributos. Eso era el trabajo de un buen mentor, o al menos una parte de él. William por su parte se acercó a Cynthia y le dio un beso en la mejilla para luego sentarse a su lado.

–¿Por qué no me has despertado?— Preguntó él en un susurro, actuaba como si lo de la noche anterior no hubiera ocurrido, como si lo hubiera olvidado pero ¿Realmente podía hacerlo?

–No pude, estás muy lindo cuando duermes. – le confesó ella; él no dijo nada simplemente le sonrió calidamente y le cogió la mano, como siempre, estaba decidido, iba a aparcar el tema de la noche anterior, no era conveniente.

– Bien, chicos— Dijo Evans sacándoles de su pequeño momento. — Tenemos que discutir vuestra estrategia. En primer lugar lo obvio, apartad el romance de lado, ya habrá tiempo de hacerlo notar en la entrevista, limitaros a buscar aliados. Preferentemente los tributos del cuatro, ya que a los del dos ya los tenemos casi acordados. Para conseguirlos, obviamente, tendréis que demostrar vuestras habilidades. Armas principalmente, lo resto no suele interesar— les explicó el primero, asumiendo el papel de mentor, no les preguntó si deseaban entrenar juntos o no porque la respuesta era obvia en sus rostros, no se iban a separar jamás.

–Evidentemente eso no quiere decir que dejéis ver todos vuestros trucos— de nuevo él y Cashmere volvieron a coordinarse al hablar seguidos. – Impresionadlos con algo, cualquier cosa que se os dé bien y el resto guardároslo para la sección privada para los vigilantes. Procurad no pasaros mucho por puestos básicos de supervivencia como fuego y trampas, y si os pasáis que no os vean. Son puestos por los que os categorizarían de débiles, aunque está claro que no tienen ni idea. Por lo demás nada, procurad simpatizar con vuestros aliados y no buscaros demasiados enemigos entre los otros tributos. – terminó ella de explicar y ellos asintieron y respondieron un "Sí " al unísono, seguidamente acordaron y unos puntos más básicos hasta que acabaron de desayunar y se despidieron.

Mystie acompañó, entonces, a Cynthia y a William a la sala de entrenamiento ubicada en el sótano.
Cuando llegaron ya había algunos tributos como los del 4, que charlaban entre ellos. Los del 5, los del 7 y los del 8, tras ellos llegaron los del 11. Y una mujer, sin preocuparse de las ausencias, se situó entre ellos y comenzó a explicarles los diversos puestos a los que se iban a enfrentar.

Atala, que así se llamaba ella, les explicó lo vitales que eran los puestos de supervivencia, ya que en la arena muchos tributos morían de hambre o deshidratación. En cuanto ella terminó la charla los tributos se dispersaron por los distintos puestos, sin preocuparse mucho de si seguían sus consejos o no.

A Cynthia la vista se le fue otra vez al chico del ocho, que se dirigía al puesto de plantas donde estaba la niña del 7, pero William la espabiló suavemente empujándola hacia los puestos de armas, que era donde le habían aconsejado sus mentores de ir.

Allí ya estaban algunos tributos, como la chica del cuatro ensayando con un tridente, y un chico algo fuerte, que probaba suerte con una espada, aunque no le salía muy bien. Cynthia imaginaba que era el del nueve, pero no estaba segura.

Sin pensar, fue al puesto de arco y ensayó las flechas, impresionaría con eso. William, por su parte, al ver que la espada estaba ocupada fue al puesto de cuerpo a cuerpo. En cuanto al puesto más cercano a ese, el de las hachas, este parecía hallarse ocupado por el chico del 7, cuando apareció el del 4.

— Quitaté — le dijo, algo grosero, al otro chico y cogió varias d las hachas que le pasaba el maestro de dos en dos, para luego lanzarlas con una excelente precisión. Propia de un profesional. El chico del 7 le fulminó con la mirada pero luego se fue a otro puesto, mientras William acababa de tumbar al instructor de cuerpo a cuerpo.

Al ver al chico del 4 tirar, Willian sonrió, parecía un buen aliado.

— ¡Eih, cuatro!—llamó y el aludido simplemente levantó la cabeza, seguía con una hacha en la mano, esta vez manejándola como un arma de ataque. – Tienes buena técnica con las hachas. ¿Te gustaría que nos aliáramos?— le dijo entonces después de acercarse a él, el chico sonrió.

–Sí, claro. — Le contestó él, aceptando enseguida. — Eres el del uno, ¿cierto? El demonio. — supuso con una sonrisa, acordándose de ese traje tan peculiar.

–Llámame William — se presentó con una sonrisa segura y le estrechó la mano.

— Sean — dijo el otro a su turno. — Y dime ¿sabes hacer algo mejor que tumbar a hombre en cuerpo a cuerpo? — le cuestionó, William sonrió.

–Mira y aprende— le dijo entonces presumiendo, seguidamente se dirigió al puesto de mazas y cogió una, por el camino se cruzó con Cynthia, quién no pudo evitar mirar hacia él mientras golpeaba un maniquí con una maza de pinchos.

— ¡Para! — le dijo riéndose. — Vas a conseguir que solo haya eso en la arena.

–No te creas, preciosa. — le dijo William y le guiñó un ojo. — Dudo mucho que estén dispuestos a desaprovechar tanto potencial solo por mí. — opinó y se rió, seguidamente cogió una maza cuya bola de pinchos estaba conectada al mango con una cadena y la hizo girar antes de dirigirla a su objetivo.
Cuando lo hizo, esta tumbó al maniquí de un solo golpe, al mismo tiempo que Cynthia acertaba a tres de esos pájaros teledirigidos que le lanzaba el instructor, de una sola tirada. Dejando estupefactos a los tributos del 2 que acababan de entrar.

Miller observó a los tributos del uno una y otra vez, y asintió para si misma, para luego dirigirse a un puesto vació donde había unas espléndidas estrellas ninja y comenzó a lanzarlas, farfullando insultos hacia el tributo del doce, que entró justo detrás de ellos, junto con su compañera de distrito. Mientras, Robin se acercó a William y Cynthia.

–No os imaginaba tan diestros. — comentó distraídamente, William simplemente sonrió y dijo.

— Las apariencias engañan. ¿Has cambiado de idea sobre la alianza? — Él simplemente asintió.

–Sí, os prefiero de aliados que de enemigos— Opinó, luego señaló a Cynthia que ahora se hallaba practicando con los cuchillos con ayuda del chico del 4, que parecía que se le daba bien eso también. — ¿Esa es tu compañera de distrito? Es linda. — dijo simplemente.

"No sabes cuanto" pensó William, pero en vez de decirlo, simplemente asintió, Evans les había recomendado que no presumieran de romance en el entrenamiento. — Por cierto, dos...

–Robin — le corrigió el tributo enseguida, interrumpiéndolo.

— Eso, Robin, ¿que sabes hacer? — le preguntó, él sonrió y contestó.

–Pues, las espadas se me dan de lujo, ¿quieres ver? — seguidamente se dirigió al puesto de espadas, que ahora ya no estaba ocupado, y empezó a manejar una con mucha soltura. William asintió y se dirigió al puesto de lanzas. Allí siguió las instrucciones que le dio el maestro de ese puesto y probó a tirar, pero no siempre acertaba.

–¿Te ayudo? — Le preguntó una voz femenina, se giró para ver a la chica del 4, sonriendo ampliamente.

— Sí, claro, ¿se te da bien esto? — le preguntó William.

–De maravilla. — presumió ella y cogió una lanza, para enviarla directamente al blanco. — Por cierto, me llamo Giannira. — se presentó y luego cogió otra lanza y se la pasó para luego situarse tras él y ayudarle con los movimientos— Pero llámame Gianni — le dijo; al verla tan cerca de él, Cynthia la fulminó con la mirada pero luego siguió tirando cuchillos.

William sonrió y, después de decirle a la chica su nombre, probó a lanzar en el blanco. — ¡Whaouh! Eres buena — La aduló al ver que acertaba al instante, ella se rió animada.

— ¿Puedo unirme a la alianza? — preguntó simplemente.

–Claro. — concedió William cuando dio la hora de la comida por lo que, sellada ya la alianza, los tributos profesionales fueron a sentarse a una mesa todos juntos.

Allí hablaron de todo y de nada en particular, algunos ya tenían algunas estrategias que tenían que perfeccionar ante todos. La chica del 2, especialmente, ya pedía matar al del 12, por lo visto le había indignado el modo en que él había rechazado hacer alianza con ella y su compañera de distrito. A la tarde, volvieron a los puestos cogiendo ya más práctica hasta que acabó el turno de entrenamiento, y los tributos tuvieron que volver a sus habitaciones.


–¿Que tal os ha ido? — preguntó Evans, en cuanto llegaron, él y Mystie se hallaban sentados a la mesa ya listos para cenar.

–Bastante bien. — contestó William mientras se sentaba junto con Cynthia. Esta vez bien juntitos, ante sus mentores no tenían que fingir nada. — Ya hemos consolidado la alianza profesional con los del 2 y los del 4. — le informó con una sonrisa.

–¿Donde está Cashmere? — Preguntó Cynthia algo preocupada, le extrañaba que su mentora no estuviera allí aunque no la necesitara ahora. Evans se encogió de hombros.

— Estará cenando con algún patrocinador, a veces lo hace — contestó. Seguidamente dijo: — Mañana, si podéis conseguir a algún tributo más hacedlo, si no, no importa. — les explicó y siguieron cenando tranquilamente, poco después Cynthia y William se dirigieron a sus respectivas habitaciones, habían acordado comenzar a dormir separados como dos tributos más cuando pudiesen, aunque por lo demás seguian juntos. Se desearon buenas noches y se fueron a dormir, aunque Cynthia por más que lo intentó no consiguió hacerlo.

Estaba inquieta y preocupada, todo había salido bien, sí, pero aún no había acabado, a cada paso que daba estaban más cerca de los juegos. De luchar por su vida... Se incorporó de la cama y salió al pasillo, no quería molestar a William pero no sabía que hacer, entonces sintió un sollozo, venía de la habitación de Cashmere, cuya puerta estaba cerrada pero no con llave.

–¿Cashmere? — preguntó llamándola. — ¿Estás bien? — No hubo ninguna respuesta. Cynthia abrió entonces la puerta preocupada, la habitación estaba algo desordenada, pero nada más, los sollozos provenían del baño. — ¿Cash? — llamó otra vez y entreabrió la puerta del baño. Lo que vio allí la dejó muy asustada. — ¡¡Cash, no!!— Chilló fuera de si. La mujer se sobresaltó y soltó el cuchillo, estaba a punto de cortarse las venas...

2 comentarios:

Queridos tributos, aunque me encanta que esteis aquí y me leáis, me gustaría aún más que me dejarais vuestra opinión. Es lo que me anima a seguir la historia más que nunca.^_^