Tributos

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Epílogo: La impulsora de un nuevo juego

Quisiera pedir perdón por no publicar, pero lo cierto es que lo hice adrede ya que los martes estoy bastante ocupada con clases mañana y tar...

jueves, 20 de noviembre de 2014

Capítulo 23: Decisión Final.

¡Hola! Aquí estoy con otro Capítulo, iré actualizando cada quince días hasta quedarme sin nada, estoy estancada en la arena pero aun quedan algunos capítulos hasta el lugar del bloqueo, así que seguro que encuentro solución para entonces. Este es el penúltimo Capítulo antes de la entrada de nuestros tributos en la arena, dos personas que logré juntar y de que manera. No todo es amor aquí, tachán, tachán. Por cierto, dejé una encuesta ahí arriba, por si queréis ver los juegos por medio del distrito cuatro, primero sería Giannira y luego Sean, ¿por qué? Por una pequeña idea, algo que se me ocurrió mientras lo escribía a él y que no quiero mostrar tan pronto, pero se va entreviendo en Capítulos como este y el anterior. Estaros atentos a los POV de Sean, recordad la historia y enlazad, he hecho algunas modificaciones a la historia oficial, soy consciente de ello pero cuando consiga entrelazarlo todo, seguramente cerca del final de los juegos, comprenderéis que es necesario. Hasta pronto.



Capítulo 23: Decisión Final.


Cynthia se sentía fatal, estaba en ese tejado llorando mientras que William y los demás seguramente se hallaban en la cama mentalizados para matar para conseguir sus deseos. Pero no podía evitarlo, la única forma de que ella y William no llegasen al final era que olvidase sus principios y matase a todos por vivir; incluido a él, por más que lo quisiera; pero no podía hacerlo. No podía ir allí y matar a todos, era superior a sus fuerzas. Quizás pudiera fácilmente defenderse pero matar a sangre fría, como iba a hacer William para sacarla...Imposible. No dejaba de pensar en niños, niños que solo querían volver a casa. William tenía razón, su solución era la más fácil, él podía matar, ella no. Pero entre que no quería utilizarlo así porque no podía evitar sentirse culpable al hacerlo y que, como lo hiciesen llegarían al final y no podían porque serían incapaces de matarse entre sí, y no le apetecía pelearse con él por quién moría y quién vivía para el deleite de esta gente; no sabía que hacer. Por eso lloraba, estaba desesperada, realmente quería vivir pero no sabía como hacerlo.

—Sabes que eso no sirve de nada, ¿verdad?—La voz apacible de Sean la sacó de su estado de depresión constante ¿Qué hacía el tributo del distrito cuatro aquí, no debería estar durmiendo? Asintió.

—Me sirve para desahogarme. —Explicó. —Desahogarme y mentalizarme. Mañana ya no estaré aquí tranquila, sino en la arena y tendré que mataros a todos por vivir. Y he pensado que quizás, si dejo mis sentimientos aquí, sería capaz de coger una ballesta y disparar a todo el mundo, William incluido, porque es lo que él quiere que haga realmente. Que aprecie el sacrificio que está dispuesto a hacer por mí y luche por mi vida ahí arriba. Sin embargo...Es demasiado díficil. —Suspiró triste y el chico del distrito cuatro la observó atónito. Creía que Cynthia, al igual que él, al igual que Giannira, al igual que todos, a la hora de vivir haría cualquier cosa, matar o utilizar a los demás para matar. Nunca había pensado que esa tributo fuese realmente incapaz de pensar en los demás, nunca se había imaginado que ella se pareciese tanto a Finnick...

Genial, ahora sí que no puedo engañarla y menos matarla de esa forma.” Pensó dubitativo esquivando su mirada, no quería hacerlo y, sin embargo, necesitaba hacer algo. Necesitaba luchar por volver con Finnick porque sabía que él odiaría que se rindiese y se había convertido en algo personal para él. Pero, a la vez, desde las entrevistas, tanto de ella como de William, no había podido evitar sentirse algo identificado con su situación y deseaba, también, de forma incontrolable, hacer algo diferente; al igual que había hecho con su compañera de distrito, aunque en ese caso había sido por otras razones. Deseaba ayudarla, aunque no pudiese, pero había algo que sí podía hacer.

—No. —Dijo firme. —No deberías de controlar todos tus sentimientos aquí, deberías utilizarlos para ganar, es la única forma de demostrarles que no pueden controlarnos. —Ella no pudo más que observarlo atónita y asustada. No podía creerlo, ¿Acaso Sean era como ella?

—Sean...—Dijo simplemente, él se encogió de hombros.

—Lo sé, no debería de pensar así, ninguno de los dos debería pero no podemos cambiar lo que somos Cynthia. No podemos cambiar nuestros sentimientos por ellos y menos nuestros deseos. —Ella le observó sin comprender.

—¿Qué quieres decir?, ¿no quieres vivir?—Preguntó.

—Claro que quiero. —Afirmó él sin dudar. —Pero no solo eso, quiero ayudar a Finnick, aportarle fortaleza, ayuda, comprensión y apoyo; como llevo haciendo desde que he llegado a estos juegos. Ayudarle y ayudarme a mi mismo al regresar. Él sufre mucho Cynthia, sufre mucho y se aísla. No, porque quiera, sino porque nadie lo entiende. Sus padres fueron fuertes e intentaron ayudarle mientras pudieron; al igual que yo ahora; más, ¿qué le iban a decir? ¿Qué le ibamos a decir todos?, ¿qué no es su culpa? Lo sabe. ¿Qué ellos están muertos y no le van a hacer nada? También lo sabe pero no por ello va dejar de sentirse mal, no por ello va a dejar de soñar y estando aquí se siente aun peor. Se ha quedado solo Cynthia, solo y enfrentado al mal que ha hecho y yo quiero ayudarle.—

—Por eso quieres volver. —Dijo ella observándole maravillada y Sean asintió intentando mantenerse tranquilo, no era solo eso, lo sabía. Pero no se sentía capaz de confiar todas sus ilusiones a una desconocida, hacerle ver que su situación era más complicada que la de los demás, que no solo quería ganar por Finnick, sino también ayudarle al regresar, apartar a esos buitres del Capitolio de él un poco. Bien entendía, que era algo utópico, ya que Finnick se había convertido en el hombre más deseado de Panem desde que había ganado los sexagésimo quintos juegos del hambre pero, quizás, si compartían la carga él no sufriría tanto. Y menos si aplicaban su idea...

Repentinamente Cynthia comenzó a llorar de nuevo.

—¿Por qué lloras?—Le preguntó Sean extrañado.

—Porque quiero ayudarte Sean, quiero ayudarte a ti, a Nolan, quiero ayudar a todo el mundo pero, pero...—Se detuvo incapaz de seguir y siguió sollozando un poco más. Sabía que era una actitud débil pero no podía evitarlo.

—No puedes. —Completó Sean y la observó maravillado. No podía evitarlo. Cynthia era tan parecida a Finnick que casi dolía. Si él no estuviese en los juegos y menos Giannira, sí estuviesen en su casa los dos...Inmediatamente apostaría por ella. No veía razón porque ella mereciese morir. Suspiró, estaba decidido, iba a ayudarla un poco. Iban a ayudarse los dos un poco en esta contienda. Era lo mejor.

—Mira Cynthia, tenía previsto pedirte esto en la arena pero creo que puedo perfectamente hacerlo aquí. Si quieres ganar, independientemente de tu chico, no puedes llegar al final con él. Serías incapaz de matarlo y menos dejarle matarse por ti. Serias incapaz de dejar a cualquiera matarse por ti, por más que quieras vivir. Pero como te dijo Giannira la arena cambia las cosas y más la recta final. Quizás ahora no podamos matarnos, pero estoy seguro de que en el momento en que solo quedemos nosotros dos podremos hacerlo fácilmente. Por eso quiero que hagamos una pequeña alianza entre los dos, quiero que nos unamos para ganar a nuestro modo a todos los demás. No voy a dar la vida por ti porque si lo hago no podré volver con Fin, pero si hay algo que puedo hacer es llevarte al final. Llevarte al final y luego que lo dicte la suerte. —Sean chasqueó los dedos y Cynthia se rió, debía reconocer que la oferta la tentaba pero Sean no tenía ninguna oportunidad ahí arriba.

—¿Por qué crees que puedes llegar al final Sean? No eres muy hábil, ¿sabes? Tal vez yo no pueda matarte porque no dejo de pensar en el daño que le haré a Finnick entonces; pero es obvio que tanto William como Miller...—Sean se rió con ganas interrumpiéndola.

—No deberías fiarte de las notas Cynthia, siempre se pueden arreglar. —Dijo con serenidad, ella le observó confusa.

—¿Que quieres decir? —Inquirió pero el chico del distrito cuatro solo sonrió silenciosamente.

—Lo verás en la arena. —Dijo simplemente levantándose. —Bueno, me voy a dormir. La única razón por la que he subido aquí es para desahogarme contra toda esta gente vil que nos mira, pero es obvio que eso no va a servirme de nada así que prefiero descansar. Piensa en mi oferta Cynthia. —El chico del distrito cuatro le dirigió una sonrisa encantadora y bajó rápidamente del tejado, decidido. Cynthia le observó dubitativa, seguidamente sacudió la cabeza y bajó del tejado. Tenía toda la noche para pensarlo, toda la noche para pensar una solución. Alguien que pudiera llevarla al final sin por ello matar a William. Le costaría, realmente le costaría no pensar en protegerlo a todo precio, pero si lo hacía llegarían a la final y entonces estaría perdida. Nunca podría matarlo y menos dejar que se matase por ella, estaba segura de ello.


Estaban en la arena, estaban en la arena y solo quedaban ellos dos. No sabía como habían llegado a esta situación, habían hecho sus propias alianzas e intentado luchar por su cuenta, pero a la hora de la verdad no habían podido evitar protegerse mutuamente. No habían podido, simple y llanamente, evitar matar a todos por sacar al otro, era lo que él temía y lo que había pasado. Y ahora estaban en la recta final y no sabían que hacer. Cynthia no le dejaba matarse ni él estaba dispuesto a dejarla a ella hacer lo mismo. Eran incapaces de decidir cual de los dos merecía vivir más y el Capitolio lo había hecho por ellos. En cuanto había quedado claro que ninguno de los dos iba matar al otro habían soltado unos mutos letales, fuertes y grandes como osos; William ya los había visto antes, en los juegos de Nadia. Era lo que hacían los vigilantes cuando era evidente que los tributos restantes no iban a matarse entre sí. Obligar-les a luchar por sus vidas. Era lo que habían hecho en los sexagésimos juegos del hambre con los profesionales que quedaban y era lo que estaban haciendo ahora con ellos. Obligar-les a luchar y elegir al más fuerte, y era obvio quién era el más fuerte de los dos.


—¡William, me he quedado sin flechas!—Protestó Cynthia y él la observó asustado, seguidamente se congregó junto a ella. —No te preocupes, yo te protegeré. —Cynthia sonrió y entonces los mutos se lanzaron contra él. Por un momento pensó que lo lograría, por un momento pensó que la salvaría, bastaba con rendirse. Pero entonces Cynthia chilló...

Tuvo el justo tiempo de levantar el rostro y tumbar a la bestia que se había lanzado sobre él, antes de verla morir, antes de ver como ese muto la mataba ante sus ojos sin que pudiera hacer nada y entonces...Se despertó.

—¡¡¡Cynthia!!!—Chilló William completamente asustado y temblando de pies a cabeza. Ya era la tercera pesadilla que tenía sobre ella y no había modo de frenarlas, no había modo de que parase de pensar en la posible muerte de la pequeña profesional que cuidaba y amaba. Antes no lo había hecho pero, después de las palabras de Evans no había modo de que no sintiese miedo por Cynthia, ahí arriba. Bien sabía que el mentor no lo había hecho adrede, que solo pretendía advertirle, pero no podía evitarlo.

—¿Qué pasa? —La voz de su chica detuvo sus temblores de golpe. Estaba ahí, bien y a salvo, no tenía porque preocuparse. Rápidamente se destapó y se lanzó abrazarla como si así pudiese mantenerla a salvo.

—Soñé que te perdía. —Le confesó. —Que te perdía y no podía hacer nada por evitarlo. Antes no había pensado en ello, estaba perfectamente seguro de que podría fácilmente protegerte de todos en la arena. Es lo que quiero hacer. Pero nunca había pensado en lo que pasaría si llegásemos al final, estaba completamente seguro de que podría dar la vida por ti, pero después de lo que me ha dicho Evans, sobre lo culpable que te sientes...—Pero Cynthia lo cortó decidida y declaró.

—Está claro que nunca, jamás, seré capaz de dejar que te mates por mí. No quiero que lo hagas. Si pudiera elegir, me encantaría que luchases por tu vida ahí arriba, pero es obvio que no lo vas a hacer y obligarte a ello me parece simple y llanamente vil. No voy a obligarte a vivir a mi costa pero tampoco quiero hacerlo yo. No podemos llegar al final William. —Él suspiró.

—Lo sé. —Dijo simplemente. —Lo más probable si lo hacemos, es que nos pongamos a discutir quién vive y quién muere hasta que el Capitolio se canse y decida por nosotros. Y no sé si me gustará su elección. —Cynthia se estremeció mientras él la seguía estrechando entre sus brazos, protector. No pensaba dejarla morir hiciesen lo que hiciesen ellos, no pensaba dejarla morir de ningún modo. Pero era obvio que no podía luchar contra ellos, nadie podía, y después de lo ocurrido en las entrevistas era obvio que no podía utilizar a los vigilantes para sacarla, no resultaría.

—Estoy desesperado Cynthia, no voy a poder evitar protegerte en la arena, nunca he podido evitarlo y ese es el maldito problema aquí. —Reconoció cediendo a la desesperación.

—Pues hazlo William, protégeme en la arena si quieres, yo por mi parte me las arreglaré para matar a todos los tributos que pueda. Sé que quieres sacarme tal como soy pero lo único que conseguirás con eso es que me sienta fatal y no pueda llegar al final. Tú podrás fácilmente pensar en matar a todos por mí y hacerlo. Yo en lo único que podré pensar es en que lo estás haciendo porque yo no quiero hacerlo y...y...—Inspiró hondo intentando seguir pero era incapaz de ello, pensarlo sí, ahora decirlo...

—No sabes si lo soportarás, ¿es lo que intentas decirme? —Completó William por ella, observándola asustado. —¿Realmente serías capaz de coger el primer objeto cortante que veas y clavártelo, sin pensar en el daño que me harás en ese momento? —Cynthia le fulminó con la mirada.

—Bueno, tú prácticamente vas a hacer lo mismo, ¿no?—Acusó. —No piensas en el daño que me vas a hacer ahí arriba al matar a todo el mundo por mí y suicidarte después. Ya te lo dije, no soy tan egoísta, en lo único que podré pensar es en que estás haciendo esto por mi culpa y me sentiré horrible. Ya me siento mal por pasarme el tiempo llorando y pensando en otros tributos, no le añadas lo que pretendes hacer a la ecuación. —William se quedó mirándola atónito.

—¡Genial!—Declaró irónico. —Ahora soy yo el que se siente horrible. —Cynthia se rió.

—En fin. —Dijo entonces. —Deberíamos dormir. —Y decidida se dirigió a la cama de William cuando él la detuvo.

—¿Qué haces?—Inquirió incrédulo, ella le sonrió dulcemente.

—Ayudarte William. Si te pasas la noche pensando en mi muerte, la única manera de que no lo hagas es que esté aquí a tu lado. Sé que no es correcto pero si te soy sincera me da igual. Sería incapaz de dormir sabiendo que tu estás enfrente y no lo haces, y realmente creo que necesitamos dormir. Mañana ya no estaremos en el Capitolio sino en la arena y tendremos que matar a todos por vivir así que...—Pero William rápidamente la acalló con un beso.

—Gracias. —Dijo simplemente y los dos se encaminaron a dormir.
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PD: Antes de irme dos pequeñas aclaraciones

1) Cuando Sean dice que se siente identificado con la situación de la chica del distrito uno, se refiere simple y llanamente a que él también tiene una persona a la que nunca podrá matar, no que vaya a dar la vida por ella. Sean y Giannira no son como William y Cynthia, están dispuestos a lo que sea por volver con sus familias, saben que será doloroso pero no es su elección.

2) Y respecto a lo de Finnick, supongo que es algo obvio por el tiempo pasado, pero mientras pudieron es una metáfora de mientras vivieron, he intentado hacer un Finnick más valiente, que luchó por sus principios, por ser si mismo, hasta que no tuvo más remedio que aceptar. Porque fueron más fuertes que él...Sí, sé que es doloroso y yo soy masoca pero en fin, espero que os guste y hasta otro capítulo.

3 comentarios:

  1. NO SABES LAS GANAS QUE TENGO DE QUE EMPIECEN LOS JUEGOS, DE VERDAD, MUCHÍSIMAS!! La historiia va genial y ojalá salgas pronto del bloqueo(:
    Muchiiisimos besos y si puedes pasate por mi capiiitulo!
    Nacho

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    1. Poco a poco voy a saliendo sí, me alegro de que te guste la historia, ¡hasta pronto!

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Queridos tributos, aunque me encanta que esteis aquí y me leáis, me gustaría aún más que me dejarais vuestra opinión. Es lo que me anima a seguir la historia más que nunca.^_^