Tributos

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Epílogo: La impulsora de un nuevo juego

Quisiera pedir perdón por no publicar, pero lo cierto es que lo hice adrede ya que los martes estoy bastante ocupada con clases mañana y tar...

jueves, 18 de diciembre de 2014

Capítulo 24: Partida

Aquí va el Capítulo, he tardado más en actualizar porque me hice la promesa de acabar el Capítulo 29 antes de publicar otro. No me gusta pero está acabado así que aquí estoy. Volvemos a Cynthia y William con una despedida agridulce, para el siguiente ya entrarán en los juegos y todo cambiará. Espero que os guste, por cierto ¿habeís visto Sinsajo?, a mi me ha encantado y estoy planeando añadir más canciones a la banda sonora por ello. Respecto a la encuesta, seguirá allí hasta navidades porque era un regalo que os quería hacer y sino pues en cuanto se revele el misterio de Sean en la historia (su idea) os dejaré los Capítulos así no os lleváis ninguna sorpresa, ¡hasta pronto!




Capítulo 24: Partida


A pesar de que estaban haciendo algo incorrecto, los estilistas no les riñeron, al contrario, se mostraron comprensivos y les dejaron despedirse y ahí Cynthia volvió a sorprender a William.

—Recuerda que te quiero. —Le susurró al oído mientras le abrazaba como si por hacerlo, él no pudiese partir. —Que te quiero y hago todo esto por ti. —Y lo besó. A William no le preocuparía si no fuese porque ese beso se parecía demasiado al de la cosecha, ¿que pretendería hacer en la arena? Pero Cynthia no añadió nada más sino que rápidamente le hizo señas a Knight y partieron del lugar. William observó el lugar por donde se iban confuso.

—¿Por qué me ha besado como si fuese a morir en la arena?—Articuló simplemente, Linneth le observó unos instantes pero finalmente sonrió.

—Dudo mucho que pretenda hacer eso, la he visto bastante decidida. —Comentó mientras caminaban hacia el tejado. William asintió, la otra noche parecía bastante decidida a matar a todos por vivir. Dudaba mucho de que una noche con él cambiara las cosas.

—¿Entonces?—

—Entonces hay dos opciones, la primera que se haya dejado llevar por el miedo pero lo dudo mucho. Ella no es una tributo normal, es una profesional. Sabe que llegará más adelante del baño de sangre. Sabe que llegará casi al final fácilmente gracias a ti. La otra opción, la cual creo que es la más factible, es que planee abogar por separado de ti en la arena. —Las palabras cayeron sobre él como una baño de agua fría y tuvo que hacer un gran acopio de valor para no derrumbarse ante ella. Se sentía traicionado, no debería porque sabía que aquella era la única solución posible si no quería que llegasen al final, pero aun así...

No dijo nada en todo el trayecto, ni siquiera mientras subían al aerodeslizador, lo cierto es que aun no terminaba de asumirlo, la había oído susurrar el nombre de Nolan en sueños pero bien sabía que aquello no tenía nada que ver. Sí Cynthia había tomado esta decisión, era por él, estaba luchando, tal como quería él que hiciese.

—¿Te encuentras bien?—Se animó a preguntarle Linneth una vez que estaban arriba de camino hacia lo que sería la arena. William suspiró.

—No, no me encuentro bien. —Dijo directamente. —Sé que es la opción más correcta teniendo en cuenta que Cynthia y yo no podemos llegar al final, porque ella no me va a dejar suicidarme, ni yo lo haría con ella jamás, y tarde o temprano uno de los dos tendrá que morir para que el otro viva. Pero...no por ello va a dejar de dolerme. —Linneth asintió dirigiéndole una mirada comprensiva.

—¿Qué vas a hacer?—Le preguntó ella entonces.

—Lo mismo que he decidido hacer desde que salió elegida. Protegerla y salvarla. —Contestó decidido e inquebrantable. La estilista sonrió.

—Aún la quieres, ¿verdad?—William sonrió.

—Siempre. —Dijo sin dudar.


Tampoco Cynthia había dicho una palabra, por una parte le dolía la expresión de William pero era consciente de que como empezase a matar a todos por él llegarían al final, así que era mejor así. Por otra, se hallaba aterrada, de todas las veces que la había visto en televisión la arena le había parecido simple y llanamente horrible. Llena de trampas y desafíos para que el Capitolio nunca se aburra y luego estaban los otros tributos...

—Bueno, ¿me vas a explicar lo que ha pasado entre William y tú?—Exigió Knight mientras comían algo en el aerodeslizador, ella suspiró intentando mantenerse tranquila.

—Pasa que William no quiere salir Knight y si él no quiere salir no le voy a obligar a ello. Pero no podemos llegar al final, no porque no quiera, sino porque, por más que acepte que él va a dar la vida por mí me lo merezca o no; en lo único que podré pensar en ese momento es en su muerte y querré evitarlo a toda costa. Por eso voy a intentar por todos los medios no llegar al final con él sino aceptar su muerte y atesorar todos mis momentos con él como si fuera él último.—Finalizó Cynthia resignada y taciturna y el estilista la observó maravillado.

—Realmente lo quieres, ¿verdad?—Preguntó simplemente, Cynthia se enfureció.

—¿Acaso importa?—Replicó. —¡Voy a perderlo, voy a perderlos a los dos y lo peor es que ni siquiera es mi culpa!—Casi gritó enfadada, estaba comenzando a odiar a William, sabía que todo esto lo hacía por ella, para que viviese, pero la estaba obligando a algo horrible. Renunciar a él, al amor de su vida, solo por vivir...

El estilista la observó sorprendido unos instantes, seguidamente dijo seleccionando las palabras con cuidado.

—Cynthia, ¿te das cuenta del estado en el que estás?—Ella asintió nivelándose un poco.

—Lo sé. —Sentenció mientras se levantaban de la mesa dirigiéndose a la zona de las catacumbas. —Debería estar calmada. —Pero Knight negó con la cabeza.

—En realidad no tanto, la única emoción que debes evitar a toda costa es el miedo, el resto puede ayudarte fácilmente a sobrevivir. Si eres demasiado buena hazte amiga de todos y consigue que te protejan siempre. Si estás enamorada de alguien, utilízalo para que te proteja en la arena. Utiliza todo lo que esté a tu disposición incluidos tus propios sentimientos. No importa lo que hagas Cynthia, solo tu victoria. —Ella se quedó mirándolo atónita, tenía razón.

—Gracias. —Susurró maravillada, el estilista sonrió y seguidamente la abrazó dulcemente, le había pillado cariño, no debería porque era un tributo y era muy probable que la perdiese pero no podía evitarlo. Cynthia era simple y llanamente adorable.

—Bien. —Dijo simplemente. —Voy a buscar tu traje. —Cynthia asintió y se dirigió a la ducha intentando nivelarse, calmarse y prepararse para lo que venía, no podía enfadarse con William, ahora, dentro de unas horas estaría en la arena donde deberían matar a todos por vivir y no podían hacerlo si se dedicaban a discutir por lo que estaban haciendo. Si quería triunfar en los juegos tenía que mostrarse unida a él hasta su muerte, ella no podía sobrevivir sola allí arriba, era consciente de ello, lo necesitaba, aunque sonase bastante egoísta.

Cuando lo consiguió, Knight volvió con una bolsa con su traje para la arena y le ayudó a ponerselo asegurándose de estar cómoda. Era un traje deportivo oscuro de camiseta, pantalón y chaqueta ligera y unos tenis cuyas franjas plateadas le recordaban a su distrito, en donde le encantaría estar ahora mismo, con William, Bryan, sus padres y hermanos, todos los que la querían. Quería volver, realmente quería volver, le dolería porque aquello significaría perder a William, pero quería volver. La pregunta era, ¿lo conseguiría?

—El traje es térmico. —Explicó Knight sereno. —Térmico y absorbente. Perfecto para luchar tanto contra el calor como contra el frío así que es obvio que lo que os espera en la arena no va a ser una camino de rosas. Y las suelas de tus zapatos están preparadas para deslizarse por el suelo sin caer, quizás empeceís en una montaña, es lo único que te puedo asegurar. ¿Nerviosa?—Cynthia asintió.

—Aterrada. —Dijo simplemente sincerándose y el estilista la abrazó.

—Lo harás muy bien. —Dijo simplemente. —Eres profesional, no tienes nada que temer. —Cynthia asintió.

—Eso espero, Knight.—Susurró. —Eso espero. —Permanecieron así unos instantes absorbiendo el dolor y reconforte de una despedida. No importaba que ella fuese un tributo, no importaba que fuese una rebelde, no importaba que él fuese del Capitolio, se había establecido un vínculo entre ellos. Como siempre se establecía entre los estilistas y los tributos. Seguidamente una voz femenina empezó a llamar a los tributos a sus plataformas, ellos se separaron y el estilista le sonrió animándole, seguidamente posó una mano sobre su mentón.

—Bien, cabeza alta y entereza. Recuerda que tienes millones de cámaras pendientes de ti y tu entrega, cuanto menos miedo muestres, más confiarán los patrocinadores en ti. —Asintió compenetrada y decidida. —¡Buena suerte, pequeño ángel! —Le deseó, ella se ruborizó un poco y corrió hacia el tubo de deslizamiento. Enseguida este empezó a ascender rápidamente permitiendo-le ver como su estilista la despedía con la mano con un brillo de confianza y convicción en su rostro, antes de que llegase a la arena donde la luz del sol la deslumbró, a la vez que la voz alegre y emocionada de Claudius Templesmith tronaba por toda la zona.


—¡¡¡Que comiencen los sexagésimo sextos juegos del hambre!!!—

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