Hola, hola, ¿ansios@s de capítulo?, espero que sí porque me he pasado toda la tarde escribiéndolo. Pero antes quisiera comentaros unas cosas, como observasteis puse banda sonora al blog y es hace una semana fui a ver En llamas y ha sido asdfghjklña *_* ¡¡¡FRANCIS LAURENCE ES UN GENIO!!! En serio merece una estuatilla de oro por la mejor adaptación del libro nunca vista, me ha encantado, la gira de la victoria, el vasallaje, los distritos, la arena. Ha estado todo genial. La única pega ha sido que ha faltado mi frase favorita. "Quisiera congelar este momento, justo, aquí, justo ahora y vivir en el para siempre". Pero en verdad todo genial, ¡ASÍ DA GUSTO IR AL CINE!
En fin con motivo de tan perfecta película he cogido las canciones que más me gustaron de ella y las he puesto aquí para que cuando vayas al blog todos recordéis en llamas y disfrutéis.
Y bueno os recuerdo que tengo ask: ask.fm/yuna6785 , twitter https://twitter.com/yuna6785 y tumbrl: http://miau---girl.tumblr.com/ y que podéis pasaros por allí siempre que queráis. ¡Felices juegos del hambre y que la suerte siempre esté de vuestra parte!
Y bueno os dejo ya con el capítulo.
En fin con motivo de tan perfecta película he cogido las canciones que más me gustaron de ella y las he puesto aquí para que cuando vayas al blog todos recordéis en llamas y disfrutéis.
¡FALTAN 348 días para Sinsajo parte uno!
Y bueno os recuerdo que tengo ask: ask.fm/yuna6785 , twitter https://twitter.com/yuna6785 y tumbrl: http://miau---girl.tumblr.com/ y que podéis pasaros por allí siempre que queráis. ¡Felices juegos del hambre y que la suerte siempre esté de vuestra parte!
Y bueno os dejo ya con el capítulo.
Capítulo 12:
Nada más salir buscó a William,
necesitaba hablar con el pero ya no se encontraba en su asiento. ¿Se
habría ido ya a su habitación? Era bien capaz pero ella no lo
creía, no era su estilo, él no huía de los problemas, los
afrontaba.
— ¿Buscas a tu chico? Está allí,
hablando con mi compañero de distrito. — Se manifestó una voz
fina y femenina. Giannira, la chica del distrito cuatro y su aliada,
aunque no le traía buena espina. Cynthia se giró y pudo ver que
esta señalaba con la cabeza hacia unas cuantas sillas más adelante
donde, en efecto, Sean y William charlaban agradablemente. Suspiró.
— ¿Esperabas hablar con él? —
preguntó Gianni, entonces.
— ¡No! — Contestó la rubia algo
cohibida. — Bueno si pero no importa, es solo que esperaba que al
menos estuviese esperándome para no sé…escucharme desahogarme
pero supongo que es una tontería. —
— ¡Qué débil eres! — pareció
decir la otra en tono burlón seguido de una ligera carcajada. —
Ven, siéntate. — Le indicó la silla situada a su lado que
casualmente era la misma que debería ocupar William pero no le
importó. —Debes de estar sofocada. — Cynthia asintió y obedeció
totalmente en silencio, seguía sin estar segura de haber hecho la
prueba bien. Había sido todo muy mecánico, sin pensar demasiado
pero es que si lo hacía comenzaría a imaginarse la arena y sus
víctimas y no sería capaz de continuar. No si pensaba en que
cualquiera de esos maniquíes podría ser fácilmente un niño
inocente que merecería sobrevivir y salir de ese medio hostil tanto
como ella. La chica tenía razón, era débil y una profesional no
podía ser débil. No si quería ganar.
—Y bueno, ¿Cómo te fueron las
pruebas?, ¿crees haberles “deslumbrado”? — La palabra usada
por la profesional del distrito cuatro era justo la misma que había
empleado William al despedirse pero el tono era demasiado hostil para
tratarse de un halago. Desgraciadamente Cynthia estaba demasiado
distraída para advertir aquello último y contestó automáticamente.
— No lo sé. Tengo la sensación de
que me faltaba algo pero no sé muy bien el qué. — Sé encogió de
hombros y volvió a observar a William. La chica a su lado soltó un
suspiro exasperado.
— Ni siquiera se ha dado cuenta de
que has salido. — comentó decepcionada. — ¿Quieres que lo
llame? — sugirió.
— No, déjalo, tampoco quiero
molestarles— Ante ese comentario la chica se rió.
— Si, definitivamente eres débil. —
declaró. — Nunca he visto una profesional con tan poca autoestima
y valoración de si misma. Deberías de cambiar eso chica. Si quieres
sobrevivir en la arena tendrás que aprender a quererte, solo
haciéndolo encontrarás el valor de sobrevivir, de no querer que el
mundo te pierda para siempre. — Cynthia la observó arqueando una
ceja, ¿aquello era un consejo o una crítica? No lo sabía pero le
había gustado.
Sin embargo y afortunadamente al otro
lado de la sala, la baja autoestima era lo que menos imponía.
Prácticamente era inexistente en el chico de ojos negros que, armado
de una espada curva, repartía mandobles a diestro y siniestro ante
el imponente y crítico equipo de vigilantes, de la sala de pruebas.
Ya era la sexta espada que cogía y la seguía manejando con la misma
disciplina y elegancia que las anteriores. Porque sí, así era
Robin, disciplinado, ordenado, elegante y hábil. Siempre y cuando lo
que se encontrase en sus manos fuese una espada, evidentemente. Pero
a él no le importaba tanto saber manejar muchas cosas como destacar
de manera sobresaliente en lo único que le saliera bien. Y eso lo
hacía de sobra o al menos era lo que el creía. Sus golpes iban
acompañados de la seguridad de quién sabía lo que hacía.
Resultado de la práctica y el buen entrenamiento, cambiaba de espada
como de chaqueta pero nunca dejaba de manejarla bien.
Cuando los vigilantes consideraron que
ya era suficiente lo echaron de la sala. Él asintió y se encaminó
hacia fuera con una gran sonrisa.
— Creo que me ahorraré el
preguntarte como te fue, vista tu sonrisa. — declaró Miller cuando
llegó a junto de ella.
— No, no lo harás porque me conoces,
yo siempre lo hago bien. — declaró el aludido presuntuoso, la
chica se rió.
— La modestia también es una
cualidad atractiva, ¿lo sabías? — le dijo divertida.
— No para mí. — afirmó el chico
con resolución. —Y menos para la arena. — Añadió.
— Es cierto, nadie ayudaría a un
chico que no sabe valorarse a si mismo. — Miller le dio la razón a
regañadientes. —Pero tampoco creo que sea bueno el creer que no se
necesita ningún tipo de ayuda. —
— Ya, ya. — dijo el chico con tono
aburrido. — Cambiemos de tema, ¿Qué piensas hacer? — preguntó
para que la chica dejara de criticarle al menos el tiempo que
tardasen en llamarla lo cual no sería mucho dado la velocidad que
llevaban las llamadas desde hace un rato.
— Lo típico, shurikens, sais, armas
japonesas en general. Es lo que mejor se me da. — contestó ella
escuetamente. Él chico no pudo evitar arquear una ceja ante lo que
ella consideraba típico pero no iba a hacer más preguntas, no
necesitaba conocer más detalles de la futura asesina a sangre fría
que tenía por compañera. No si estos no le ayudarían a ganar.
Justo en ese instante retintó la estridente y autoritaria voz del
vigilante jefe llamando a la chica. Esta inspiró hondo y se puso
recta y firme, preparada para entrar. El chico moreno tuvo el justo
de tiempo de desearle suerte antes de que ella penetrase en la
estancia.
Robin observó a la gente que aun
esperaba su turno, sus “aliados” se hallaban más dispersos de lo
que se imaginaba. Gianni, como deseaba ser llamada la chica del
cuatro, estaba sentada al lado de una incómoda Cynthia mientras que
William, quién debería estar con ella, parecía muy entretenido en
hablar con Sean. No entendía el modo de actuar del chico intentando
individualizar a unos y otros, era como si buscase amistades entre
sus aliados pero, ¿para que? ¿Si al final todos tendrían que
matarse? ¿O es que acaso esperaba conseguir que aquella norma se le
olvidase a alguien? No era mala técnica, al fin y al cabo, buscarse
amigos dispuestos a protegerte en vez de hacerte daño. Más aquello
no le gustaba, no era juego limpio, era engaño, manipulación,
traición. Bien es cierto que, a la hora de ganar los juegos, todo
valía; pero seguía sin gustarle. Por eso se acercó a ellos con
ademán decidido.
— ¿Y como es?— inquirió William
repentinamente interesado ante un emocionado Sean. Se hallaban
hablando de sus respectivos distritos pero no desde un punto de vista
crítico, simplemente compartían experiencias agradables. Hobbies y
pasatiempos agradables que hacer allí y lugares de ensueño a nunca
perder de vista. Primero del uno y ahora del cuatro, les ayudaba a
conocerse, saber que les había llevado aquí y entender porque no lo
consideraban una sentencia de muerte. Al menos Sean no. William sabía
que de sobrevivir no le quedaría nada que valiese la pena en su
distrito. Pero prefería no pensar en ello por el momento e
ilusionarse con relatos sobre los distritos que no conocía y que
vería en la gira de la victoria. Fingir por un momento que no había
venido para salvar a Cynthia sino simplemente para ganar.
— ¿El que? — Contestó Sean.
— Ya sabes… bañarse en el mar.
Como es el agua, que sensación te aporta. En el colegio nos dijeron
que era salada pero nadie nos relató como era la experiencia de
nadar en ella. — Aclaró William entonces con curiosidad.
— Lógico, vuestros profesores nunca
salieron de vuestro distrito, solo saben lo que hay por los libros.
Bañarse en el mar es…relajante. Habitualmente el agua no está muy
fría por lo que no te congelas dentro, aunque si vienes de tomar el
sol la notas helada. — Sean se rió animado. — Nadar es algo muy
bueno te ayuda a no pensar en nada, a controlarse solo en el agua,
las brazadas y avanzar. Te aíslas de todo lo exterior y simplemente,
avanzas y avanzas hasta que ya no puedes más. Seguidamente te pones
boca arriba y cierras los ojos, el agua que hormiguea en tu espalda
te proporciona una sensación de bienestar inexplicable. Tienes que
probarlo, en la arena, si ponen mar; o si te permiten viajar después
de ser coronado, tienes que probarlo. — Fue en ese momento que la
voz de Robin les interrumpió.
— ¿No tienes alguien a quién
cuidar? — Preguntó a William refiriéndose a la chica del distrito
uno. Este le fulminó con la mirada pero no tardó mucho en irse en
pos de su compañera.
— ¡¿Que haces?! — inquirió Sean
confuso a Robin mientras observaba como William llevaba a Cynthia a
un lugar apartado y comenzaban a discutir.
— Solo evitar que juegues a los
amiguitos antes de la arena. Todo esto de las alianzas es muy bonito
pero no debemos olvidar que solo saldrá uno de la arena. —
Contestó él.
— ¿Por eso no querías ninguna
alianza? ¿Te preocupa olvidarte del objetivo principal? — Lo cortó
Sean y Robin asintió. — Pues no deberías preocuparte por eso,
ahora mismo todos jugamos a los amiguitos pero es porque estamos en
calma. Sin embargo, en la arena, una vez que estemos en peligro todo
cambiará. Es cuando por fin se verá a quién nos preocupa realmente
salvar. — Su mirada osciló de William y Cynthia a todos los
tributos presentes deteniéndose una milésima de segundo en Jack
quién le regaló una mirada fulminante. Sean sonrió y terminó su
recorrido en Robin quién lo observaba muy atento. — Y créeme dudo
mucho que este sea otro que nosotros mismos. — Declaró con una
sonrisa relajada y satisfecha.
De eso precisamente era de lo que
estaban hablando William y Cynthia, de su tendencia al “amiguismo”.
A William le seguía sin parecer bien que ella le dirigiese la
palabra al chico del distrito ocho, mientras que ella le reprochaba
lo injusto que parecía que el pudiera hablar con todo el mundo y
ella no.
— No, es exactamente eso a lo que me
refiero Cynthia. Yo hago aliados, no amigos, ni menos doy esperanzas
vanas. En ningún momento le dirigí un cumplido a Gianni, ni le di a
entender que me gustaba a pesar de que coqueteara conmigo. No solo
porque no lo hace, sino porque no me pareció justo teniendo cuenta
que solo uno saldrá de esta arena, que si quiero que sobrevivamos,
que…al menos uno de los dos gane tendré que matarla. Prefiero no
hacerlo viendo la sombra de la traición en su rostro. Tú deberías
de pensar en lo mismo. — Explicó William procurando mantenerse
sereno, desviarla hacia su lado y no hacia el de su enemigo.
— ¿Y si no quiero hacerle daño? ¿Si
simplemente no quiero matar a nadie? — propuso Cynthia testaruda
pero resuelta.
— ¿Está segura de lo que dices? —
le preguntó William.
— Si, claro, ¿porque me lo
preguntas? —
— Porque yo tendré que actuar en
consecuencia. — Declaró William y se fue. Cynthia lo observó
confusa, no comprendía, después de lo ocurrido, de todos los
conflictos que se habían generado entre ellos, ¿él aun estaba
dispuesto a salvarla? ¿Que había hecho para merecerlo? La cuestión
es que William no era alguien a quién quisiese perder ahora mismo y
por ello tenía que pensar bien en lo que hacía, si valía la pena o
no y como él decía actuar en consecuencia.
Las pruebas se fueron sucediendo con
tranquilidad, algunos tributos entraban sonrientes y seguros, otros,
la gran mayoría, bastante nerviosos, pero en general todos salían
relajados de la estancia porque lo hubieran hecho bien o mal ya
estaba hecho. Ya no tenían que soportar los nervios ni la espera
mientras se hacían teorías sobre que harían y lo que pasaría
entonces. Todo estaba hecho y, aunque pareciese extraño dependiendo
de la situación, era algo reconfortante. Cynthia demoró unos
tributos más en volver, se estuvo planteando si hablar o no con
Nolan sobre el asunto pero al final desistió de la idea, era mejor
dejarlo ahora que podía, si seguían hablando se sentiría cada vez
más atada a él y a la hora de la verdad le haría daño, mucho daño
y no quería. William tenía razón debía plantearse bien las cosas,
no estaban el patio de recreo, sino en los juegos. No era momento
para hacerse amigos, aunque le doliese. Procuró no dirigirse a la
habitación de William quién seguramente no estaría de buen humor y
entró en la suya dispuesta a relajarse y esperar la llegada de las
puntuaciones.
William cerró los ojos, se hallaba
intranquilo, preocupado y también, tenía que admitirlo, un poco
temeroso. Esta tarde en la sala de los vigilantes había encontrado
el lugar ideal para desahogarse por lo que le había hecho el
capitolio. Mandando a su hermana a los juegos y ahora a Cynthia,
condenándolo a decidir si perder a su amor sin poder hacer nada o
morir por ella. Ninguna de las opciones era justa y por si fuera poco
Cynthia seguía jugando a los noviecitos con ese chico. En otras
circunstancias no le habría importado, pero ahora estando en los
juegos y con el dispuesto a dar la vida por ella, hacía que todo
pareciese una gran ironía. Quizás fuese una exageración pero así
es como él lo sentía.
Una lágrima pareció bajar por su
mejilla pero él persistente en no rendirse a la frustración, la
apartó rápidamente cuando alguien llamó a la puerta. Furioso lanzó
el cojín sobre el que reposaba su cabeza y dijo.
— ¡Seas quién seas, márchate, no
quiero ver a nadie!—Pero no sirvió de nada la puerta se abrió y
un Evans comprensivo atrapó el cojín al vuelo. — ¡Cuidado con tu
puntería chaval, podrías sacarle un ojo a alguien! — bromeó y
William sonrió.
— Esa es la idea. — dijo él.
— Pues la próxima vez, usa una
lámpara. — Su mentor se sentó a su lado en la cama. — Mystie me
ha dicho que te has largado sin ni siquiera saludar. ¿Problemas con
la prueba? — Preguntó.
—Que va…Cynthia, como siempre. —
Contestó William taciturno, Evans soltó un “Ah” y se instaló
un largo silencio entre ellos hasta que finalmente William lo rompió.
— ¿Evans porque el amor es tan
complicado? — dijo, seguía mirando al techo pensando en Cynthia
¿Qué podría haber ocurrido para que le pasara esto? Estaban tan
bien…
— Supongo que porque si no lo fuera
no sería tan emocionante. Si no hubiera conflictos no valdría lo
que vale. Porque el amor no es solo sonreír y apreciar los buenos
momentos, sino también superar los malos. Leslie y yo hemos tenido
muchos altibajos y sin embargo seguimos juntos y queriéndonos como
el primer día. Tú y Cynthia deberíais procurar hacer lo mismo. Os
queda poco tiempo. —Aconsejó su mentor con un tono no declamatorio
sino aconsejador, William osciló el rostro hacia él.
— Lo sé. — Dijo simplemente.
Evans consultó su reloj, faltaba poco
para la hora de cenar y para que anunciaran los resultados finales de
las pruebas. — Oye falta poco para tu puntuación, ¿quieres ir al
salón o prefieres que la veamos aquí? Puedo pedir que nos traigan
la cena, incluso. — Sugirió amable, William negó con la cabeza.
— No hace falta, me animaré a ir
hasta allí. Al fin y al cabo, ¿qué más puedo perder? — Dijo y
se levantó dirigiéndose al cuarto de baño de su habitación. —
Dile a Mystie que solo tardaré unos minutos — Agregó. Evans
asintió y se fue.
Cynthia por su parte se había
resguardado bajo los hombros de Cashmere, las dos se hallaban sentada
en los sofás viendo las valoraciones previas al anuncio de las
puntuaciones, cuales tributos se hallaban arriba y cuales no. Habían
estado hablando de su actitud y la de William y la mentora parecía
comprenderla, no debía de ser fácil querer a dos chicos al mismo
tiempo. Pero Cynthia ni siquiera estaba segura de los quisiera, ósea
a William si pero Nolan…Era otra historia, algo confuso.
— Maravilloso, maravilloso. Estos
días están siendo maravillosos. — Declaró Mystie entrando con
ademanes presuntuosos y se sentó entre las dos jóvenes. — ¿No lo
creéis? — les preguntó emocionada poco después de coger el mando
y se puso a subir el volumen. Cashmere forzó una sonrisa mientras
que Cynthia se dirigió a otro sofá en que poco después se sentó
William pero guardando las distancias. —OH, ¡ya empieza! — dijo
Mystie toda emocionada, Evans rodó los ojos pero no dijo nada.
“Buenas noches Panem, hoy nos
preparamos para otra retransmisión oficial de los sexagésimo sextos
juegos del hambre.” –la voz de Caesar Flickeman inundó la sala
mientras se sucedían los vítores del publicó. “Hoy nuestros
tributos han sido estudiados y valorados por los vigilantes de los
juegos. ¿Quieren saber las puntuaciones?” El público coreó a
gritos un sí, mientras Cynthia miraba con ojo crítico la pantalla.
William se acercó y la rodeó con los brazos, ella lo observó
confundida. — ¡Eih!, tranquila. Yo tampoco termino de entenderles—
dijo simplemente, ella sonrió. — No estoy segura de si quiero
seguir enfadada contigo. — confesó ella.
— Yo tampoco pero necesito que
pienses en ello, ¿vale? Dentro de poco estaremos en la arena y
quiero saber a que atenerme. —
—Vale. — dijo ella con una pequeña
sonrisa y volvió el rostro hacia la planta donde resplandecía un 11
en letras grandes. —Pero… ¿qué? — Exclamó, William mostró
una sonrisa.
—William, ¿se puede saber que has
hecho? — Reclamó Evans sorprendido y a la vez asustado. El aludido
inspiró hondo y dijo.
—Desahogarme por todo que nos está
ocurriendo. En principio no iba a hacerlo pero cuando entré en la
sala y vi a los vigilantes perdí el control…— William se detuvo
unos instantes para luego adoptar una pose serena. —Pero la verdad
es que no me arrepiento de ello. — Cynthia levantó la mirada
extrañada, hace unos días, antes de la cosecha, palabras como esas
nunca serían pronunciadas por su boca, ni siquiera serían pensadas,
estaba cambiando. Los juegos los estaban cambiando a los dos y ni
siquiera habían comenzado.
Buenas tarde, hermosura.
ResponderEliminarMe encanta la historia que estás haciendo. Y me encanta que hayas elegido a Alex Pettyfer como el chico. ;) Sigue escribiendo, te leo.
XoXo,
Sammy.
Hola, gracias por comentar, ya pensaba que nadie me hacía caso. Me alegro de que te guste la historia :D. Si, lo de alex es que siempre me ha gustado y bueno al pensar en Will me ha saido automaticamente él. Me alegro de que te guste la elección *-*
EliminarHola, me encanta tu historia pero me he dado d cuenta de que no escribes desde diciembre del año pasado. Vas a seguir escribiendo?
ResponderEliminarDe todas maneras, me encanta, sigue así
Hola, gracias por comentar, ya pensaba que nadie me hacía caso ya xD. Si, seguiré escribiendo, lo que he pasa es que he tenido algunos problemas con la historia debido a que al estudiar en la uni, tengo que hacer los examenes en enero y no he podido escribir casi nada en navidades. Aparte tengo que equilibrar mi trabajo en la uni con los tres blogs que llevo además de este y no es sencillo. Procuraré escribir este mes pero dado que no estoy en mi mejor momento inspiratorio no sé cuando me saldrá el capítulo. Eso sí no pienso dejar de escribir, no te preocupes. Gracias por seguir la historia :D
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