Tributos

Lee el último capítulo publicado :)

Epílogo: La impulsora de un nuevo juego

Quisiera pedir perdón por no publicar, pero lo cierto es que lo hice adrede ya que los martes estoy bastante ocupada con clases mañana y tar...

domingo, 25 de junio de 2017

Portadas, arena y novedades

No, este no es el capítulo lo tengo listo aparte pero no creo que lo publique hasta el mes que viene, obligaciones del mundo real vamos. Mientras os dejo algo que traficoteé para la fic y os anuncio que no solo tengo culminada esa sino tambien la de sean y su versión de estos juegos que puede que publique más adelante ya veré. Por ahora os dejo una especie de portada que hice y un mosaico con la arena:




 Izquierda arriba cynthia y William, abajo solo Cynthia, enfrente arriba Nolan y debajo Sean, cuando llegueis a los ultimos capitulos comprendereis porque él y ella están frente a frente jajajaja, Próximamente [¡¡Aviso de spoilers, si no os interesa saber no leyais!!]:
Arena – William



– ¡Oh! Deja de reírte, ¿quieres?–Le protestó el chico, intentando estar atento a los ruidos que filtraba aquel muro. – Esto no es divertido.

– Al contrario, sí que lo es.– Dijo ella acercándose y le susurró. – Tu chica tiene razón, William, ellos están dispuestos a lo que sea para que sus planes salgan bien y llevarla al final no entra en ellos.–Tan pronto como lo dijo el chico se estremeció ¿por qué no se le ocurrió? Era obvio que si los vigilantes estaban de su parte, pero no de la de ella, buscarían una forma de separarles. – Venga, vámonos tras esos cobardes. Dudo mucho que les dejen ir muy lejos, tampoco.

– ¡No!–Respondió William, completamente alterado –No pienso dejarla.





Arena – Cynthia



Cynthia, por su parte, se quedó viéndola alucinada, no podía creerlo, en definitiva no. Ella le había disparado, había matado por primera vez, debería alegrarse, sería lo lógico, pero aquello se sentía tan imposible, tan mal…

Todo estaba mal aquí.



Y justo en ese momento el muro se separó, dejándole paso ante un William que le observaba tan perplejo y satisfecho, como ella lucía horrorizada.


–Cynthia, ¿estás bien? –Preguntó entonces, al ver que su novia no reaccionaba, solo miraba a su anterior enemiga como si hubiese hecho una atrocidad al matarla. Ella pestañeó, intentando espantar las lágrimas, para luego mirarle, muy enfadada:

– No. No estoy bien, Will. –Afirmó. –¡Esto no es un juego!




Arena – Cris



Ella suspiró, agachando la cabeza, culpable. Finalmente suspiró y directamente lo volvió a besar.

Y Cris, por un momento, olvidó que se hallaban escapando de una peligrosa asesina y se lo devolvió. Era una de las primeras cosas que había querido hacer con ella desde que se conocieron en esos juegos. No importaba que fuese una tributo, que todo eso estuviese mal, se sentía tan atado a ella como se sentía atado a su familia, y aquello se sentía demasiado bien.



Pero no tuvieron mucho tiempo de disfrute porque enseguida unos sonoros aplausos los interrumpieron.


– Realmente sois tiernos, ¿sabéis? –Terció la tributo del distrito dos, frente a ellos, sonriendo burlona. –Trágicos amantes de los distritos ocho y doce, una cobarde y un rebelde asociados para sobrevivir–Siguió burlándose para luego reírse, muy divertida, a la par que sacaba sus armas, preparada para luchar. – Desgraciadamente los juegos del hambre no van de amor. –Sentenció, antes de lanzar una estrella, obligándoles a separarse.


– ¡Anna!–Gritó Cris cuando la chica retrocedió y le lanzó un cuchillo a la chica del distrito dos pero esta lo esquivó con una pequeña sonrisa, era obvio que era más rápida de lo que imaginaba. Y volvió a lanzar en dirección a la chica del distrito ocho, la cual tropezó al echarse hacia atrás, cayendo al suelo. Cris intentó acudir junto a ella pero no solo una de las estrellas de Miller aterrizó justo delante de él, haciéndolo retroceder, sino que la otra aterrizó justo sobre la chica. Haciendo sonar un cañón.


– ¡No!




Arena – Jack



– Esto no es justo. –Murmuró apretando los puños. –Yo debería ganar, no él. No se lo merece. –Sentenció, observando el terreno tan precavido como perspicaz, en busca de señales que le indicaran hacia donde fue el tributo del distrito ocho. Justo cuando una voz delicada pero divertida le preguntó.

– ¿Y a qué esperas para probarlo?–Alertado, elevó la mirada para encontrarse conque la chica del distrito cuatro le observaba tan interesada como perspicaz. Y no pudo evitar sonreír un poco, quizás Giannira estuviese de su parte, después de todo, al fin y al cabo ya le había ayudado otras veces.


– ¿Qué haces aquí, Giannira?–Le preguntó intentando adoptar un tono tranquilo y amable, como si estuviese hablando con una amiga y no una profesional. Ella rió.


– ¿No es algo obvio? –Explicó, agarrando su tridente en posición ofensiva. –Contribuir al espectáculo. Ese es el fin de todo esto, Jack. –Explicó, el chico la observó algo confuso pero enseguida agarró su cuchillo, determinado a defenderse.


Tenía ventaja, no solo la había observado con atención en el centro de entrenamiento sino que William, en su obsesión por dominar y controlar todo en estos juegos, también lo había hecho de tal forma que le había proporcionado una información muy valiosa en aquel tejado.


– Espera. –La detuvo con cuidado, esquivando su tridente de un salto. –¿Por qué peleas contra mí? Podría ayudarte, ¿sabes? Sé como vencer a todos excepto a tu compañero de distrito, el cual creo que tú sí sabes vencer. Y si lo vences podrías ganar. –Afirmó con una sonrisa tan segura como convincente. Pero ella volvió a reír para luego atacarle con una rapidez impresionante. Jack hizo una mueca cuando el tridente alcanzó su mano izquierda.


– Bueno. – Dijo entonces, con un brillo astuto en la mirada. – Debo admitir que no me equivoqué contigo, eres un auténtico genio a la par que él. Por eso te desafía seguido. –Explicó ante la mirada asombrada de Jack, quién se apartó de ella lo más pronto que pudo, intentando no mostrar al Capitolio lo fácil que le había sido a la chica descubrir su punto débil. – Pero, al igual que él, no soy idiota. Sé que una vez que esté muerto podrás vencerme y ganar de una forma especialmente rápida, y francamente no me apetece. Tú no mereces ganar estos juegos, Jack. Nada cambiará si lo haces. –Sentenció, con una determinación que le hizo comprender más que nunca la extraña alianza encubierta entre el distrito cuatro y ocho. Tenían el mismo propósito.


– ¿Sabes?–Le respondió más que perplejo por la forma en que todo se encadenaba en su cabeza, junto con lo que le había explicado Blight sobre los juegos. –Si no estuviéramos en una competición a muerte creo que admiraría lo que hacéis. –Admitió, era por la misma razón por la que no había sido capaz de odiar a Nolan hasta ahora que lo había traicionado, ese chico tenía un valor increíble. –Pero te equivocas, Giannira, ni tú, ni él, os merecéis ganar estos juegos porque no solo los dos estáis aventajados de una forma simple y llanamente injusta, sino que tampoco seguís sus normas. –Sentenció situándose ante ella, más determinado que nunca a luchar por vivir en estos juegos. –Y si no seguís sus normas no podéis ganar.

Giannira, por su parte, no hizo más que reírse con ganas a la par que volvía a atacar con su tridente, pero esta vez él pudo bloquear su ataque con su cuchillo, justo cuando el cañón anunciaba que los tributos supervivientes acababan de reducirse a ocho, a la par que decía:

–¡Ponme a prueba!




Sala de mentoreo del octavo distrito – Finnick y Jared



– Creo que estoy comenzando a comprender porqué tu tributo provoca al de Blight seguido. –Terció entonces. –Los dos son unos genios, lo captan todo al momento, pero mientras que Jack lo utiliza para ganar los juegos y así conservar su vida. Sean lo está usando para algo más complejo. Están en lados opuestos del tablero.


Finnick, por su parte, asintió, para luego sonreír tan satisfecho como admirado por el espectáculo de su tributo. No podía evitarlo, Sean realmente era su perdición, lo había sido desde el momento en que supo de él en el distrito cuatro, no solo era el único chico con el valor suficiente para desafiar sus leyes seguido, sino que, de un modo u otro, siempre salía airado.


– Bueno, debo admitir que Caesar tiene razón. –Sentenció, ahora desviando la mirada hacia el lugar donde batallaban el tributo del distrito doce y la del dos, justo al lado de un túnel desde donde ahora se hallaban sus tributos observándolo todo con especial interés.–Estos juegos realmente están siendo increíbles.

Pero aquella alegría no le duró mucho. Del mismo modo que tampoco duró más el baile de Giannira frente al chico del distrito siete.


–¡No!–Dijo justo en el momento en que veía, con auténtico temor, la forma en que Jack, al fin, terminaba su juego...



Arena instante final Sean y Nolan



Señaló a Miller y William, disimuladamente, con la cabeza. –Llevan complotando contra mí desde el inicio de los juegos. –Desveló, observándolos con una mirada teñida de rencor, a la vez que le explicaba sus planes en un susurro casi inaudible – Buscando la mejor forma de no solo matarme, sino también torturarme para darle a los de arriba un espectáculo inolvidable, como el ocurrido en los Sexágesimo Segundos Juegos del hambre con Neil y Denalie. Un espectáculo solo reservado a la gente como nosotros, Nolan.

“Los rebeldes” Adivinó Nolan, comprendiendo todo, a la par que asentía. “Realmente él y yo somos auténticos rebeldes. Es natural que nos aliemos con técnicas similares para ganar. Aunque...” Siguió observando a Sean tan perplejo como temeroso, a la par que el chico del distrito cuatro seguía hablando de los planes de los demás en estos juegos, buscando que era exactamente lo que había dejado de gustarle de él en aquel claro del bosque.


– Y te apuesto lo que quieras a que Jack esperaba usarte para enfrentarse a William de tal modo que, una vez que uno de los dos esté muerto y el otro potencialmente malherido, pudiese ganar estos juegos de una forma especialmente fácil. Lo cual, en cierto modo, no es malo. Todo vale para ganar los juegos del hambre. Pero creo que coincidirás conmigo en que este año está hecho para ser tan diferente como sorprendente, y si lo es…



– Él no puede ganar. –Concluyó Nolan, completamente determinado, tirando ahora de su trampa de tal forma que la chica quedó atrapada ante un malherido Cris que no hacía más que observarle alucinado, al igual que los chicos del distrito uno los observaban a él y a Sean.

El entramado se había descubierto pero era demasiado tarde para remediarlo...

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Mucha acción, ¿verdad? jajajaja. Al leer el Capítulo lo entendereis mejor. Nos leemos en cuanto pueda!!


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