Tributos

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Epílogo: La impulsora de un nuevo juego

Quisiera pedir perdón por no publicar, pero lo cierto es que lo hice adrede ya que los martes estoy bastante ocupada con clases mañana y tar...

miércoles, 14 de mayo de 2014

Capítulo 14: División

Os dejo el siguiente, a partir de ahora los capítulos van a a cambiar un poco, y es que me he dado cuenta de que a pesar de que estoy usando la tercera persona bien, no estoy expresando bien lo que es un fic de los juegos del hambre, hay varias cosas que estoy pasando por alto, cosas que irán apareciendo a lo largo de estos capítulos. Y es que hasta ahora no he sabido dar a entender del todo lo que supone estar en los juegos del hambre, los debates que pasan por la cabeza de los tributos y esas cosas y es precisamente eso lo que tiene la culpa de que William y Cynthia estén tan mal. Como decís Cynthia se está comportando como un inmadura, como una persona que no sabe donde está y William está, literalmente, perdiendo la paciencia con ella y eso es lo que quiero reflejar desde el capítulo 14 en adelante. Por eso la historia va a ir cambiando poco a poco 



Capítulo 14: División



Lentamente el alba fue despertando a William, había dormido bien, sí, pero evidentemente no las horas suficientes. Era por eso que a pesar de que sabía que debía levantarse, prepararse para la mañana que le esperaba, seguía incorporado en la cama intentando pensar, planear algo en vano. Uno no puede pensar bien cuando acaba de levantarse, pero el seguía empeñado en hacerlo. La preparación de la entrevista, era algo diferente que el desfile ya que en ese caso no tenía simplemente que desfilar, tenía que hablar, encantar al público con la palabra. No es que se le diese especialmente mal pero tampoco bien en sí. Si dominaba en su distrito era por su fuerza y habilidad y aunque era minímamente inteligente. (Evidentemente que lo era, si no lo fuera Cynthia ni siquiera se habría fijado en él); nunca había destacado por saber hablar. Decidir sí, pero eso era otra historia, convencer, para el era casi imposible en una larga conversación. Prácticamente se dedicaba a mandar y ordenar. Era por eso que se hallaba preocupado por la entrevista que le venía encima. Sí alguien como Jack, un tributo de un distrito inferior, había conseguido convencerle en apenas unos segundos de hacer una alianza ¿Como pretendía él convencer a todo un público de apoyarle a él en la arena? Como pretendía hacerles creer que de verdad iba a ganar, cuando era mentira. La que iba a ganar era ella. Como iba a poder mentir...


Mintiendo, tampoco es tan complicado. — Las palabras de Jack aun resonaban en su conciencia, en cierto modo le tenía envidia. No solo por poder mentir o no, sino también por saber lo que él no sabía, persuadir, convencer,...Jack era un tributo muy inteligente, en apenas unos días había calado a todos los tributos. Intuía fácilmente sus defectos y sus cualidades y, lo que es peor, su punto débil. Todos tenían uno.

Incluso yo” Pensó, y un escalofrió le recorrió el cuerpo, era como si estuviera atrapado, y en cierto modo lo estaba solo que aun no lo había advertido. No había captado el engaño tras las palabras del chico del distrito siete, lo fácil que había sido para él tributo sonsacarle todos los secretos que necesitara. Tampoco es que a William le importara mucho, no sabía más que los otros profesionales sobre sus aliados.

Y aunque lo supiera ¿que más da?Van a morir de todos modos. Que importa si los mato yo directamente o él con sus trucos. Nada va a cambiar, todos van a morir y Cynthia sobrevivirá. ¿Que importa como ocurra?” Sí, así pensaba el joven rubio en estos momentos, que nada importaba salvo el final, la supervivencia de su amada. Que todo lo que hiciera podía ser mezquino, cruel o egoísta, sí, pero al final todo tenía un fin y por eso se vería completamente justificado. Ya no le importaba tanto cosas tan simples como traicionar o mentir, había tomado una decisión y estaba dispuesto a todo para llegar a ello.

Pero William no era el único que tenía tomada una decisión, también Cynthia estaba más que decidida a preservar la vida de su novio a todo precio. Sí es que podían seguir llamándole así después de todo lo que estaba pasando. Del ángulo que estaban tomando los acontecimientos, de lo que estaba pensando hacer...

Quizás debería decírselo, cortar esto de raíz. En vez de esperar a la entrevista como tengo previsto. Ni siquiera estoy segura de que lo vaya conseguir, no tengo el valor...”La chica suspiró mientras desayunaba en el salón en total tranquilidad, a la espera de Cashmere y Evans y sus ideas para la entrevista. Se había despertado con al menos una hora de adelanto. Aunque lo más lógico sería decir que se había cansado de soportar pesadillas y había decidido espabilarse para pensar un modo de evitarlas. Planear una estrategia para la arena. Pero seguía sin tener ninguna y era obvia la razón, hasta ahora no había planeado nada, extrañamente y a pesar de las disputas había basado todas sus esperanzas en William y en lo que el haría. Pero ya no quería salvarse, dudaba mucho que lo mereciera después de estos días. La única solución estaba en salvarlo a él.

Por eso tenía que planear algo, el problema era, ¿el qué? Y, ¿funcionaría? Tal vez debería haber hecho algunas alianzas antes de llegar a la arena. Tampoco es que William le dejara hablar con mucha gente de de todos modos. Pero podría haberlo intentado, dejar de pensar por un segundo en sí tendría que matarlos o no después, simplemente, hacer amigos...

Desgraciadamente ahora, es demasiado tarde para intentarlo. — Murmuró terminando su café y oyó un ruido de pasos, instantáneamente se tensó pensando que sería William, pero concentrándose se dio cuenta de que este ruido era semejante al paso inseguro de unos tacones. Cashmere hizo acto de presencia.

Buenos días. — saludó sin esforzarse en sacar una sonrisa. La mentora le saludó amablemente y entonces se fijó en unos papeles desperdigadas que ordenaban la mesa.

 ¿Que estás intentando hacer Cynthia?— le preguntó cuidadosamente mientras observaba las anotaciones y esquemas que había en ella. Algunos tachados. — ¿Estrategias para la entrevista? Creía que lo tenías todo ya pensado. — Los avox hicieron acto de presencia y le sirvieron el desayuno a la joven mentora. Cynthia miró el reloj que colgaba de la pared, no les quedaba mucho tiempo. Sí quería decir algo importante tenía que hacerlo ahora. Antes de que apareciesen William y Evans y todo explotase, pero extrañadamente no se sentía confiada. Sabía que Cashmere también quería llevarla de vuelta a casa.

Nah. — Bajó la mirada hacia los papeles, allí se podía distinguir, entre un montón de anotaciones revueltas y aparentemente sin sentido, los nombres de los tributos y sus notas. — Para la arena. Intento buscar una manera de salvar a William. Pero no importa. — Decididamente cogió las hojas cubiertas y las envió a la papelera. — Él no me va a dejar hacerlo. No me va a dejar hacer nada, como siempre. — Suspiró y volvió a sentarse abrazándose las rodillas. Luchando contra las lágrimas que amenazaban con salirse de sus mejillas.

—Sé lo que sientes. — Dijo simplemente la mentora. — Derrota, frustración, aceptación,...— La retahíla precisa de sentimientos asombró a la chica que no pudo más que asentir.

¿Qué se supone que tengo que hacer Cash? ¿Dejarlo morir? ¿Por mí?, ¿por mis errores? No puedo. Simplemente no puedo...— se quedó unos instantes mirando sus manos impolutas. — Y menos después de lo que he hecho. — Suspiró y bajó la mirada, Cashmere la miró, conocía perfectamente esa actitud, la rendición. A Cynthia le abrumaban los acontecimientos, no sabía como afrontar los problemas, prefería huir, evadirse. Al igual que ella a su edad,...

William y tú nunca os habéis llevado del todo bien, ¿verdad?— Un asentimiento silencioso. La mentora se mantuvo serena. — Discutíais. — Otro. — Pero siempre lo arreglabais.— Y otro. — ¿Quién cedía?— La chica levantó la mirada extrañada.

¿Es que tiene que ceder alguien? — dijo

Normalmente sí. Siempre hay alguien que debe ceder al razonamiento del otro, ya sea porque tiene razón, o porque sabe que no lo va a convencer. Todas las relaciones son así, Cynthia. No hay que temer los conflictos...

Hay que afrontarlos, superarlos. — Terminó el discurso Cynthia interrumpiendo a su mentora sin reparos. — Me sé la teoría. —

Y supongo que también sabes que hasta ahora no la has aplicado, ¿no?— Ella la miró sorprendida y enseguida negó. — Vamos Cynthia, ¿cuantas discusiones habéis tenido desde que empezaron los juegos? — Ella intentó articular un numeró pero finalmente desistió. Prácticamente llevaban discutiendo desde que habían comenzado los juegos. Al principio había confiado en él, en sus palabras de aliento. Había procurado no pensar en la realidad y intentar ser feliz. Juguetear con William el tiempo que les quedase. Pero enseguida habían empezado los conflictos entre ellos de nuevo. Parecía que no se ponían de acuerdo en nada, otra vez. William le exigía que espabilara y ella lo entendía. Pero a la vez también le exigía que siguiera su juego y eso si que no lo iba a permitir. No podía hacerlo, si lo hacía significaba que estaba de acuerdo con todo eso y no lo estaba. — ¿Habéis arreglado alguna?— siguió Cashmere, la chica volvió a negar, ¿que iban a arreglar si particularmente toda su relación se había tambaleado? Discusiones, exigencias, gritos, protestas, huidas,...Nolan era prácticamente la prueba de ello, no el chico en sí. Sino el que a ella le empezase a interesar. Que pensase que de estar en el mismo distrito podrían tener algún tipo de relación. De estar las cosas bien con William, ni siquiera se lo habría planteado. ¿Para qué? No necesitaría nada más.

Solo una y no me gusta su resultado. — Declaró. — No estoy de acuerdo en que yo no pueda hacer alianzas y él sí. Que yo no pueda hacerme amiga de los tributos y él sí. — La mentora la miró algo sorprendida. — Tú no estabas presente allí, no lo viste hablando con Sean de esa manera. Como si fuera su compañero de clase. — Hizo una pausa, sus manos prácticamente temblando de rabia.— Sí, muy bonito todo, pero cuando el mismo se me acercó, no lo dejó más de unas horas conmigo enseñándome a lanzar cuchillos. Luego, en la comida, yo dejé a William hablar con Giannira, ¿qué más me daba si prácticamente él no le hacía caso? Robin intenta hablar conmigo,mientras su compañera suelta insultos y amenazas contra Cris durante toda la hora, y va William y lo interrumpe. Podría haberle dicho cualquier cosa Cashmere, cualquier cosa y todo sería tirado por la borda. Pero callé. Callé y le dejé manejar la situación. Y ya lo de Nolan, fue el colmo, que vale que estaba celoso, pero, ¿de verdad necesitaba provocarlo? Ese chico es un rebelde, un desafiante, un anti-sistema. ¿Como creía que iba a reaccionar?¿Callando? Ay, ¡por favor!—La mentora terminó de desayunar mientras Cynthia se incorporaba, ya tensa de más. Estaba fuera de sí, no debía pero lo estaba, era mucho genio el que tenía dentro y prefería que estallase ahora que delante de William. —Y claro, luego es mi culpa. Que vale que no debía hablar con Nolan, eso se le concedo. Pero luego que no diga cosas que no son. Que no diga que él no quiere hacer amigos después de demostrarme prácticamente lo contrario. No soy estúpida Cashmere.—Cuidadosamente la mentora se le acercó procurando calmarla aunque dudaba que lo consiguiera. —No soy estúpida y estoy harta. —agarró la mano de su mentora en un intento de relajarse, no podía preparar una entrevista estando tan tensa. Por más que lo intentara. “No lo vamos a arreglar, pensó, no lo vamos a arreglar” Pensó.

Se oyeron ruidos y las jóvenes se separaron. Mystie entró en la sala, seguida de William y Evans.


—¡Por fin! ¡Las entrevistas se acercan! Vais a impresionar. — Entró taconeando en sus altos tacones y desfilando prácticamente por toda la sala para luego observarles desde frente, momento en que William aprovechó para deslizarse junto a Cynthia, aunque su postura le disuadió de intentar nada más. Su compañera no estaba de humor para jugar a los noviecitos y él desde luego no iba a aguantar otro sermón. Era mejor dejarlo así, no decir nada y seguir adelante, ya encontrarían un modo de olvidarlo todo de una vez. “Todo es por su bien.” Pensó mirándola, sí, todo era por su bien, para que saliese de la arena sin daños, ni físicos, ni psicológicos. Pero ella no lo entendía y el ni sabía explicárselo, ni sentía ganas de ello ahora mismo. Estaban en un punto muerto.

—Perfecto. —declaró la acompañante observándoles de arriba a abajo. Seguidamente se dirigió a sus mentores. —¿Como empezamos?—Les preguntó entonces. Cynthia la miró incrédula.

—¿Empezar?, ¿que se supone que nos tiene que enseñar ella?—La acompañante pareció indignada y horrorizada a la vez. De no ser por la situación en la que se encontraban William prácticamente se habría echado a reír. Eran esas cosas que le encantaban de su compañera de distrito, ese modo tan desafiante de tratar a la gente que actuaba como si fueran superiores a ella, de intentar bajarlos del pedestal, ya sea sutilmente o no.

—Pues para empezar a respetarme jovencita. —Mystie era joven pero en estos instantes prácticamente parecía una vieja gruñona y autoritaria. Lentamente, William se permitió sonreír, no parecía que hubiera ningún problema por el instante, no había razón para estar tan preocupado. Sus mentores estaban ahí, les ayudarían a arreglarlo. Todo saldría bien, tenía que hacerlo,...—Modales. —añadió Mystie fulminandole con la mirada. — Y a ti también joven, modales y disciplina. —Comenzó a desfilar ante ellos contoneándose como una modelo para luego sostenerle el rostro a la joven. Alarmado, William buscó su mano pero Cynthia la alejó de un manotazo. El la observó algo incrédulo, no comprendía nada.

Cynthia suspiró dejando que su acompañante la tensara y nivelara bien, obligandole a adoptar un postura en la cual no había pensado hasta ahora. A levantar la cabeza como sí estuviera orgullosa de lo que iba a hacer. —Y elegancia, también. Todo lo necesario para no dar mala imagen en el escenario. —Mystie la soltó y se giró hacia sus mentores que se hallaban observándoles y cuchicheando entre ellos. —¿Y bien? —Estos se detuvieron dubitativos y finalmente Evans tomó la palabra.

—Antes de eso queríamos preguntaros una cosa. —Se dirigió entonces a William y Cynthia. —¿Queréis seguir entrenando juntos?—

—Sí— Dijo enseguida William.

—No— replicó Cynthia.

—¿¡Qué!?— William se hallaba indignado e incrédulo. ¿A que venía todo eso? La tributo se giró entonces hacia él desafiante.

—Lo que oyes. —Le dijo entonces. —No pienso seguir entrenando en conjunto ahora. Ya no hay razón para ello. —

—¡Claro que sí!—insistió William. —Creía que teníamos un trato. —

—¿Que trato?¿Aquel en que tú haces lo que quieras y yo me quedó callada y dejó que te sacrifiques por mí? ¿Que mates a todos los tributos y luego te suicides William? ¿Acaso me ves tan egoísta? Porque si sí, entonces tendrías que replantearte si me conoces realmente. —

—No es eso Cynthia. Es que es la única...—

—¡Oh, por favor!, no me digas que es la única solución. Sabes que es mentira. Hay otra, y bien que lo sabes. Veinticuatro tributos entran y solo uno de ellos sale vivo, y ese serás tú. Eres el único capacitado para ello. Lo sabes, lo sé, y no hay más discusión. —Seguidamente Cynthia le hizo señas a su mentora, y se largaron de allí. William prácticamente se quedó solo en la habitación con Mystie y Evans. Pero este enseguida habló con la acompañante para que se fuera unos instantes. Ya la llamarían si les hacía falta. Al fin y al cabo todo lo que había dicho que les iba a enseñar, también podía hacerlo el mentor. Solo que era más complicado para ellos, nada más. Seguidamente se giró hacia William que seguía mirando desconcertado el lugar por donde se había ido su chica.

—¿A-acaba de romper conmigo?—articuló dubitativo y desconcertado, el mentor negó con la cabeza.

—Solo estáis divididos, no te preocupes, lo arreglaréis. —William suspiró, no sabía porque las palabras le sonaban a consuelo barato, esta vez.

—Bueno. —Dijo el mentor al cabo de un rato. —Podemos preparar la entrevista aquí, si quieres, pero yo creo que es mejor hacerlo en la sala dispuesta para ello. Hay una por tributo. —El tributo asintió dubitativo e inseguro e inspiró hondo intentado hablar, necesitaba preguntarle algo a su mentor pero no estaba seguro. Evans ya se dirigía a una de las salidas circundantes del salón, pero antes de que llegaran William lo detuvo.

—Evans, espera, antes..., lo que me hablaste antes, las encuestas…—Pero su ademán se vio interrumpido por un gesto del mentor que le tapó los labios a la vez que negaba con la cabeza. Su rostro se había vuelto repentinamente precavido. Observó a los lados y finalmente decidió seguir caminando hacia uno de los pasillos como si no pasara nada. William lo siguió sospechoso, ¿que ocurría?¿No iban a preparar la entrevista? ¿Porque se había vuelto repentinamente Evans tan precavido?, ¿acaso intuía lo que le iba a preguntar? Y si sí, ¿porque era tan malo? El mentor lo siguió llevando a través de los pasillos, poco a poco distinguió la sala de preparación de la entrevista. Con sus dos sofás listos uno enfrente del otro, rápidamente se adelantó, si no podían hablar entonces era mejor acabar cuando antes, pero, repentinamente, Evans lo atrajo hacia una esquina, un hueco en la pared prácticamente desierto.

Alarmado, William, dio unos pasos hacia atrás. —¿Que pasa?—preguntó. —¿Por qué no seguimos?—El mentor le hizo el gesto de silencio en los labios y lo animó a volver a su sitio. Dubitativo, William accedió, debía admitir que se estaba asustando un poco, pero si Evans reaccionaba así, era por alguna razón.

—Dímelo tú, William, querías hablarme de algo, ¿verdad?—La voz de Evans era algo baja pero debido a la proximidad William la pudo distinguir completamente.

—Sí. —Inspiró hondo. —La última vez que estuvimos solos, me hablaste de los vigilantes. Dijiste, que me sería muy útil tener a esa gente de mi lado. ¿Como lo consigo?—William niveló su voz a la vez que soltaba sus ideas. Poco a poco comenzaba a entender las precauciones, hablar de los vigilantes debía de ser tema tabú en los juegos. A pesar de que estos ayudasen muchas veces a los tributos en la arena. Habitualmente a los profesionales, pero ocasionalmente también favorecían a otros concursantes. Seguramente el capitolio debía de vigilar la mayor parte de los espacios públicos de las plantas de residencia de los tributos antes de los juegos. Al fin y al cabo tenía que tener algún modo de evitar que algún tributo se suicidara, o se rebelara. Esta debía de ser una zona muerta.

—Muy fácilmente. —Dijo simplemente Evans. —Siguiendo sus planes en la arena. —

— ¿Que planes? —interrogó William, prácticamente no entendía nada. —Evans, por favor, sé claro. No tengo tiempo para juegos. Necesito una forma eficaz de salvar a Cynthia en la arena. —

—No puedo, el capitolio prácticamente tiene controlado todo lo que concierne los juegos. Esta es una zona insonorizada, sí, pero si permanecemos mucho tiempo nos irán a buscar. Tienen controlada y amenazada a mi familia Will, al igual que a las familias y amistades cde la de la mayor parte de los mentores si hacen algo indebido. No puedo decirte nada concluyente, lo sabrían. —Al oírlo William sintió un escalofrió en todo su cuerpo. No se equivocaba, el capitolio vigilaba prácticamente todos los juegos. ¿Como iba a engañar a los vigilantes, entonces? No podía, simplemente no podía...

—¿Por qué me dices esto, entonces?—

—Porque quiero ayudarte, ya lo sabes. Salvaste a mi hijo y quiero devolverte el favor. Pero...—El mentor hizo una pausa inspirando y sostuvo su mano unos instantes, en total confianza. —como sé que no te interesa sobrevivir, quiero ayudarte a salvar a Cynthia. —

— ¡Entonces ayúdame de verdad Evans!, explícame de que va eso de los planes. ¿Los juegos no son según nuestras decisiones? Los vigilantes solo actúan para animarlos, en ningún momento...—William se detuvo al ver que el mentor negaba con la cabeza y el miedo pareció entonces ascender de nuevo por él. ¿Nada era casualidad entonces? ¿Cynthia no estaba allí porque sí? ¿Sabían acaso su postura acerca de los juegos y el Capitolio en sí? Esa cruel dictadura como lo llamaba ella...No, eso era imposible, habían sido precavidos.

Dos veces intentó abrir la boca y ninguna de ellas lo consiguió, prácticamente se hallaba paralizado, no sabía que decir. Todo lo que creía saber sobre los juegos y el capitolio se estaba basculando muy rápidamente. Englobado por la verdad de los hechos, una verdad que era incapaz de procesar sin sentir miedo e impotencia.

Evans entonces miró a su reloj y lo soltó, parecía que no les quedaba tiempo y sin embargo casi no habían hablado nada. William bajó el rostro muy decepcionado, sus manos no parecían querer parar de temblar, o quizás simplemente era él el que creía que temblaba. Empezaron a salir, pero entonces, la mano de Evans se posó delicadamente sobre la suya, su rostro teñido en una expresión amigable, casi paternal, y con voz casi inaudible, le susurró.

—Solo quédate con esto Will. Nada es casualidad en los juegos y menos en la arena. Los tributos que ganan los juegos por azar se cuentan con los dedos de la mano y generalmente no acaban bien. Sí quieres sobrevivir, si quieres salvar a Cynthia,...—hizo una pausa inseguro, tenía miedo, lo veía en su rostro. —Debes estar entre sus posibles ganadores. —


1 comentario:

  1. Hola! Pues como prometi aqui estoy poniendome al dia poco a poco con el fic.
    La verdad es que acabe bastante intrigada con el anterior capi, y el cambio de actitud de los dos protas es tremendo. Se nota que la arena se acerca y la tension va en aumento. Aunque no me gusta verles asi... Me da mucha penita :(
    Ahora cada uno va por su lado... y eso no se si es malo o muy malo... tendre que esperarme y leer los demas capis para saberlo.

    Y por ultimo y como siempre decirte que me ha encantado y que ya tengo ganas de tener otro huequillo y seguir leyendo.
    Un MUAKS

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Queridos tributos, aunque me encanta que esteis aquí y me leáis, me gustaría aún más que me dejarais vuestra opinión. Es lo que me anima a seguir la historia más que nunca.^_^